Opinion

Rostros de cemento

La democracia es una lucha diaria. De poco sirve depositar un voto cada equis años si no se vigila para contrarrestar los ataques de los poderosos. Por ejemplo, los tiburones de las finanzas, que presionan para privatizar las ganancias y socializar -es decir, que paguemos todos- sus pérdidas. Después de ganar sumas fabulosas a costa de un artículo de primera necesidad como la vivienda, reclaman ayudas fiscales y otras para evitar la ya inevitable caída -y vuelta a la racionalidad- de los precios.

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Sólo un pueblo muy ignorante, o irresponsablemente descuidado de sus propios intereses, se dejará engañar con sus hipócritas exigencias de ayudas para evitar la ralentización de la economía, ruina de las empresas y caída del empleo. Hubo antes y habrá ahora nuevas, más productivas y menos especulativas áreas de actividad económica para resolver esos coyunturales desajustes del ladrillo que ellos mismos han provocado. La opinión pública debe responder rotundamente a esos especuladores que intentan suscitar su compasión, con un rostro más duro que el cemento con el que nos han estado perjudicando tanto y durante tanto tiempo.

Javier Sanz Ridruejo. El Puerto.