Aguas y refrescos
Cuando hoy veo cómo se consume el agua mineral y los refrescos, recuerdo aquellos tiempos en los que el agua que bebíamos, que entonces procedía de la sierra de San Cristobal y el Tempul, no cumplía aquello de liquido, incoloro, inodoro e insípido. Tenía de todo, lo único que no tenía era presión. Debido a ello, en los pisos más altos había que tener unas tinajas para aprovechar que cuando llegaba con más fuerza, llenarlas en previsión de cuando no llegaba. Había que ver el fondo de fango que se hacía en aquel recipiente, que en muchos casos se sacaba hasta un cubo cuando se quedaban vacías. Hoy el agua que bebemos en general es de muy buena calidad, está higienizada y muy controlada, pero se ha impuesto el agua mineral.
Actualizado: GuardarAntes las únicas que se vendían eran en la farmacia, y normalmente recomendada por los médicos. Recuerdo que las más populares eran Solares y el Vichy Catalán. Esto ha llevado a que tomar un botellín de agua en cualquier bar o cafetería equivalga al precio de una consumición de cualquier bebida. Imagino qué pensarían nuestros mayores si viesen esto de que una botella de agua vale casi igual que una de vino.
En refrescos, para qué decirles. Los que se bebián en Cádiz eran aquellos que fabricaban las tres industrias que había en Cádiz: la Alianza, la Montañesa y la Bujan. Estas eran mayormente fábricas de sifones, pero también hacían las gaseosas, casi todas de los mismo sabores: limón, naranja y en algunos casos los sabores de piña; en la mayoría de los casos los sabores eran parecidos al contenido, todos hechos a base de unos jarabes con mucha agua carbónica.
El sifón era la bebida que más se consumía, para acompañarlas con el tinto, el Vermouth y el vino Moscatel. Como digo siempre, no me digan que hoy no se vive mejor que antes.