AL AIRE LIBRE

Moral anarquista

Ahora que por fin cesaron los multitudinarios debates políticos, ahora que nuestras calles y plazas

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vuelven a dejar de ser prostituidas por rostros falsos y egocéntricos que las adornen, ahora que esa tempestad de promesas e injurias han caído en el olvido ahora uno se vuelve a dar cuenta de que la única fuerza, verdad y comprensión empieza por uno mismo. Por naturaleza el hombre nace anarquista, pero poco a poco se va dejando llevar por esa información barata y manipulada de las grandes corrientes que lo hacen pensar según el antojo de esos grandes actores con chaqueta y corbata. Uno debe mirar atrás y recordar aquello en lo que creíamos, en intentar ser mejores cada día, en ayudar, respetar y apoyar a los demás; en crear armonía a tu alrededor para así hacer una cadena de buen vivir, quedarse con lo bueno y superar lo malo, pues centrarse en los sufrimientos y los miedos sirve de poco. El hombre de hoy es ese cordero que sirve a pastores con mando. Vivimos en una democracia sutilmente encarcelada por aquellos mandatarios que se llenan los bolsillos y predican igualdad y justicia. Cada vez es más difícil vivir, creer, sentir y algún día hasta respirar.

El catastrazo que vivimos en Jerez es sólo una prueba más del vergonzoso estado en el que vivimos. Los pastores con chaqueta y corbata nos golpean para que vivamos peor y finjamos vivir mejor. Si existe algo que nos han enseñado esos pastores obtusos es que sólo debemos creer en nosotros mismos. No necesariamente se debe ser apolítico, pero sí crear nuestra propia política, claro está, con tolerancia, respeto y amor. Necesitamos creer en algo, pues bien, creamos en nosotros mismos para hacer un mundo mejor y superarnos como personas, pues creer en uno mismo no es renegar de los demás, sino mejorar para ayudar y crecer.