Uribe, en un momento de su intervención en la localidad de San José de Guaviare. / AFP
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Uribe ofrece exilio por secuestrados

El presidente colombiano da un paso más al prometer a los rebeldes que entreguen a Betancourt y a otros rehenes que no irán a la cárcel y podrán ser acogidos por Francia

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El giro dado por el presidente colombiano, Álvaro Uribe, sobre el acuerdo humanitario no podía haber sido más radical. De negarse a mencionarlo ha pasado a ofrecer un exilio seguro en Francia a los guerrilleros que presos o en libertad -incluso con delitos de sangre- entreguen a secuestrados y especialmente a Ingrid Betancourt, cuya vida «pende de un hilo».

Algunos analistas consideran que el gobernante colombiano de popularidad arrolladora pretende aprovechar el tirón de las liberaciones conseguidas por su colega venezolano, Hugo Chávez, mientras otros piensan que no quiere cargar con las iras públicas que le lloverían en el caso de que Betancourt fallezca en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El ex marido de la antigua candidata a la presidencia, de 46 años y padre de sus hijos, el diplomático francés Fabrice Delloye, se declaró el sábado «horriblemente inquieto» por el repentino cambio de actitud del Gobierno de Bogotá, y en especial porque el vicepresidente Francisco Santos dijo que si Ingrid muriera las FARC serían las culpables. «Tengo miedo de que se esté muriendo o ya esté muerta», afirmó Delloye al tiempo que expresó que temía que el Gobierno eluda responsabilidades para evitar el desenlace fatal.

Paralelamente, se conocía la generosa oferta de Uribe formulada durante un consejo nacional de seguridad en San José del Guaviare, una zona selvática a 500 kilómetros de Bogotá con gran influencia guerrillera y donde fue ubicada recientemente la ex candidata presidencial francocolombiana -un campesino asegura que la vio cuando ingresó en febrero en un centro de salud «demasiado flaca y amarilla» y que no se sostenía en pie-. Allí fueron recogidos también los otros seis políticos liberados por la vapuleada guerrilla de Manuel Marulanda 'Tirofijo'. Por segunda vez en una semana, Uribe insistió en pasar la pelota sobre la suerte de los 750 secuestrados y especialmente sobre la de los 40 'canjeables' al campo guerrillero.

Una salida segura

Desde el Guaviare, el presidente reiteró que los rebeldes que deserten y devuelvan a secuestrados recibirán millonarias recompensas, no irán a la cárcel y podrían vivir en el exilio, una posibilidad muy apetecible porque es conocido que las FARC persiguen y asesinan a sus traidores. «Ese guerrillero que traiga consigo a los secuestrados y los libere, ese guerrillero no va para la cárcel. A ese guerrillero le vamos a buscar el mecanismo jurídico para que pueda estar en libertad», dijo Uribe. El presidente explicó que que le preguntaron: «¿Se puede ir al extranjero? Y hemos dicho: sí. Y ayudamos. Ese tema también lo tenemos hablado con el Gobierno de Francia, que nos ha expresado que estaría dispuesto a albergarlos allí».

El mandatario sudamericano también habló de la necesidad de que «las cosas se muevan y que estos guerrilleros tomen la decisión de abandonar las FARC y de liberar a los secuestrados y rápidamente, para que evitar que los rehenes se sigan agravando». En su intervención, Uribe sostuvo que los «guerrilleros están tan secuestrados como los secuestrados. Tan secuestrado está el guerrillero captor que está vigilando al secuestrado como el secuestrado. Y terminan sufriendo por igual».

Fondo para recompensas

El jefe del Estado colombiano invocó la ayuda de los habitantes del Guaviare: «Si alguien de la comunidad nos puede dar una información se lo agradecemos inmensamente». Y abundó en que el Gobierno cuenta con un fondo de 67 millones de euros para «pagar recompensas a la comunidad» por informaciones que permitan liberar a los rehenes. Pero también hizo un llamamiento a las fuerzas de seguridad para seguir presionando a los rebeldes y peinando la zona buscando campamentos donde pudieran estar los rehenes.

Sin embargo, Uribe no se olvidó tampoco de la guerrilla. «Las FARC tienen dos caminos: o seguir causando muertes y destrucción, y tarde o temprano desaparecer por la acción contundente del Estado, o reflexionar, liberar a los secuestrados, buscar la paz, para la cual estamos listos, e intentar que sus integrantes tengan un futuro en la patria y en el mundo».

La guerrilla insiste en sus condiciones de desmilitarizar los municipios de Pradera y la Florida para el intercambio, pero no ha respondido a las últimas propuestas. Y eso que las FARC han sufrido serios descalabros en breve tiempo. El 1 de marzo murió Raúl Reyes, su 'número dos', en el bombardeo de un campamento en Ecuador. Poco después era Iván Ríos, el 'intelectual' de su secretariado, quien era asesinado por su guardaespaldas, a cambio de una recompensa y para librarse del cerco militar.