APARICIÓN. Rodolfo Chikilicuatre, junto a sus bailarinas en el escenario, el sábado en Jerez.
Jerez

Y Jerez bailó el Chiki-Chiki

Más de 7.000 personas se reunieron el sábado en el parque González Hontoria, en una noche marcada por la buena música de Jarabe de Palo y la visita de Rodolfo Chikilicuatre

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Cuando Buenafuente y los suyos idearon a Rodolfo Chikilicuatre no se podían ni imaginar el negocio que se traían entre manos. Y es que conseguir que un personaje de esas características se haya trasformado en un auténtico ídolo de masas -además de tener cierta gracia, sinceramente- conlleva una notable gratificación económica que ya la quisiéramos algunos, ya que Rodolfo se ha convertido en uno espectáculo al que todos quieren ver.

La noche del sábado en Jerez fue un claro ejemplo de ello. La velada comenzó a las 21.00 horas con el concierto de Despistaos, que sirvió para que las más de 7.000 personas que se reunieron en las inmediaciones del parque González Hontoria entraran en calor. Con el botellón a sus pies, los asistentes (esta vez el número de moteros era mayor que el del viernes) bailaron tímidamente algunas canciones de un grupo al que muchos no habían escuchado en su vida.

De forma progresiva la explanada de la zona de los conciertos se fue llenando, sus laterales también, la rotonda ubicada en la calle Miguel Unamuno era una inmensa marea humana y sólo faltaba el albero en los zapatos y los bajos de los pantalones para asegurar que «estábamos en Feria».

Despistaos abandonaron el escenario tras dos horas de música y entonces se desató la histeria. Rodolfo Chikilicuatre, acompañado de sus chicas, entró en escena. La masa de jerezanos y visitantes que se encontraban dispersos por los más de 27.000 metros cuadrados de explanada y aledaños se agolpó entorno a las pantallas y las tablas como si hubiese aparecido U2. Tras unas palabras, Chikilicuatre comenzó a perrear no sin superar ciertas dificultades propias de «un directo grabado», como él mismo explicó. Y es que el playback que tenía preparado se atascó hasta en dos ocasiones, por lo que amenazó a los asistentes con cantar una improvisada canción. Una vez solucionado el problema, Jerez bailó el Chiki Chiki al unísono y sin titubeos entre risas, mientras en el escenario Rodolfo y sus dos coristas montaron un espectáculo sin precedentes.

Así, y ya entrando en la madrugada, el baile del Chiki-Chiki dio paso a la banda de Pau Danés. Ellos pusieron la guinda a una noche donde la gente se divirtió mucho. Los primeros acordes de Jarabe de Palo hicieron que buena parte de los que se habían acercado hasta el escenario para ver a Chikilicuatre volvieran a sus puntos de origen, aunque a los creadores de La Flaca no les faltan seguidores a sus pies que tarareen todas y cada una de sus canciones. Desde la primera hasta la última creación de Pau consiguió que la masa se moviera, aunque hubo momentos en los que el vocalista no dudó en animar al público a que le acompañara. Sus grandes éxitos sonaros en el botellódromo jerezano. Bonito, Depende, Te miro y tiemblo, Pura sangre y, como no, Déjame Vivir fueron algunos de los temas más esperados y aplaudidos.

Eso sí, cuando Jarabe de Palo bajó de las tablas, la marabunta humana no sabía que hacer. Muchos siguieron con el botellón, otros se dirigieron a las carpas donde la música electrónica no dejó de sonar en toda la noche o se dirigieron a los bares más próximos, sin pasar por alto que muchos se dirigieron a las inmediaciones del Circuito a «coger sitio para ver las carreras».

braguilar@lavozdigital.es