GOLEADOR. Iván Guerrero ejerció de pichichi del equipo. / EFE
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El San Fernando se asegura virtualmente la liguilla de ascenso

Los isleños vencen sin fútbol a un San Roque de Lepe que no arriesgó Iván Guerrero fue el más resolutivo de los locales al anotar los dos goles

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Vencer, pero sin convencer. Es la tónica de los isleños en más de un partido como local en esta segunda vuelta de campeonato. De un líder, destacado y sin que haya quién, de momento, le haga sombra, se espera siempre más. Bastante más. Llegaba un equipo de la zona media, inferior sobre el papel, y al que se derrotó pero sin claridad. Baste como dato que más de 70 minutos (en el 71 llegó el segundo tanto azulino) tardó el San Fernando en dejar claro quién lleva los galones.

Tanta tranquilidad venía de antes de rodar el balón. Al saltar al campo, los jugadores de Antonio Iriondo ya sabían que Villanueva, Puerto Real, Sanluqueño y Pozoblanco habían fallado en sus partidos. Había creencia que los de La Isla iban a buscar por la vía rápida apuntillar la liga. Fue así pero no por la autoridad del líder.

En los primeros minutos, los leperos llegaron en un par de veces sin que diera imagen de mucha concentración la zaga local. Pero tampoco los onubenses estaban finos. A los 21 un grave error defensivo visitante le dejó el balón a huevo a Iván para que lance a puerta. Nacho rechaza y Casares tira de nuevo pero desviado. Es Iván el más listo y caza el balón cuando se iba fuera. No había hecho gran cosa el equipo de Iriondo, pero demostró que podía dar el latigazo en el momento oportuno. Y así lo hizo.

El cuadro de Lepe hacía como aquel que ni siente, ni padece. No pareció que cambiara de planteamiento tras encajar el gol. Seguía igualmente posicionado. Ordenado atrás y esperando un error del S. Fernando, pero sin buscar el portal rival. De lo mejor que podía pasarle a los azulinos. ¿Quién iba ganando y no necesitaba arriesgar?

Falta de gol

Con comodidad, los de casa fueron negociando los minutos. Pudo haber finiquitado en el 40 de partido, cuando Wicha cabeceó tras saque de esquina, pero sacó Ismael bajo palos. El partido se sitúa ante sólo dos posibles alternativas. El conformismo de ambos -impropio de uno por ser líder, y de otro, por ir perdiendo- sólo dejaba margen para una acción aislada, para una jugada con chispa. En suma, para un latigazo. Si era del San Roque podría llegar un inesperado empate. Si llegaba del lado azulino, se acababa el partido.

Y el latigazo volvió a darlo Iván Guerrero. Minuto 71 y agarra un balón en la frontal. Un recorte hacia el centro de la media luna y un zapatazo por el hueco que le dejaban los defensores. El resultado, un segundo gol y la resolución máxima. ¿Viva la pegada!. ¿El buen juego?... para quién le haga falta. Al San Fernando con catorce puntos sobre el quinto, cuando sólo quedan veintiuno en juego, y con nueve puntos de ventaja sobre el segundo, no le hace falta. El gusto por el espectáculo y el dominio sobre el rival debe ser un caduco estilo de aficionados y periodistas nostálgicos. ¿Qué pena pasar de moda!