Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
MUNDO

La OTAN llega a las puertas de Rusia

La Alianza inicia esta semana un histórico proceso de ampliación que puede abrir el camino a la incorporación de Ucrania y Georgia

FERNANDO PESCADOR
Actualizado:

La Alianza Atlántica celebra esta semana -miércoles, jueves y viernes- en Bucarest una cumbre de relevancia histórica. En la capital rumana al menos tres países -Croacia, Macedonia y Albania- serán formalmente invitados a integrarse en la organización. No satisfechos aún con ello, un número importante de socios, con Estados Unidos al frente, se proponen ejercer una presión considerable sobre los demás miembros en busca de un problemático consenso sobre la conveniencia de ofrecer también durante la reunión un futuro atlantista explícito a Georgia y Ucrania.

La ocasión, además, constituye el marco idóneo para plasmar el cambio de actitud de la Francia de Sarkozy hacia Estados Unidos después de la política de confrontación y boicot protagonizada por Jacques Chirac. Va a encontrar un momento relevante en la formalización de la anunciada oferta del presidente galo de acrecentar, posiblemente con un millar de hombres más, la presencia militar de París en Afganistán.

La asistencia en Bucarest de Vladímir Putin al Consejo OTAN-Rusia, que se celebrará al margen de la cumbre atlántica, será útil para visualizar el nivel de tensión entre el Kremlin y la organización aliada, que es aparentemente muy alto. Moscú, que reniega de toda ampliación de la zona de influencia de la OTAN hacia sus fronteras, ha advertido que el ofrecimiento de un futuro atlántico a Kiev y Tbilisi constituiría «una provocación» y Moscú es una pieza de talla en el tablero que va a desplegarse en la capital rumana.

Rusia tiene, además, sus contenciosos particulares con Estados Unidos y entre ellos el proyecto de escudo antimisiles, con sus segmentos a instalar en la República Checa y Polonia, no contribuye precisamente a suavizar las tensiones. George W. Bush quiere un acuerdo en la cumbre sobre un marco estratégico del que el escudo constituye una pieza clave.

El jardín soviético

Los motivos para la confrontación son, por lo tanto, múltiples y de entidad. La ampliación es, de todos ellos, el más complejo. Desde un punto de vista militar, y como ha reconocido recientemente un informe del Congreso norteamericano, que Albania, Macedonia y Croacia entren en la OTAN tiene una importancia menor. Otra cosa es que, con ello, el área de influencia de la Alianza Atlántica-de Washington, en definitiva- continúe expandiéndose por territorios que en otro tiempo formaron parte del jardín soviético.

Resta asimismo limar asperezas con Atenas a cuenta del nombre de Macedonia. Estados Unidos mantiene con Atenas negociaciones al respecto en el marco de Naciones Unidas. Ucrania y Georgia son harina de otro costal. Moscú se opone firmemente a la entrada de ambos países, aunque tal eventualidad no sea contemplada con carácter inmediato. Lo que Washington quiere -y Canadá y la mayor parte de los nuevos socios del este europeo con él- es ofrecer a Tbilisi y a Kiev un Plan de Acción para Adhesión (MAP, siglas en inglés), que constituye una hoja de ruta para la entrada de un candidato. Se trata de un paso adelante con respecto al Diálogo Intensificado con el que ambos países cuentan ya.

Entre los socios europeos hay reticencias al planteamiento de Washington. Francia y Alemania, con apoyo de España, Italia, Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Portugal, consideran que no se dan las condiciones para ofrecer un MAP a Ucrania y Georgia. En el primero de estos países no existe un clima de opinión favorable a la OTAN y el segundo afronta problemas territoriales, con las amenazas separatistas de Abjasia y Osetia del Sur.

Ocasión única

Los favorables al MAP para ambos países arguyen que Moscú era un opositor enérgico a la entrada de Polonia y los países bálticos y que sin determinación su adhesión no hubiera tenido lugar. La ocasión, con Putin en trámite de cesión de poderes a Medvedev, es única -dicen- para poner a Kiev y a Tbilisi en una posición de fuerza ante el nuevo inquilino del Kremlin.

En la OTAN tampoco es que manifiesten una gran contención verbal hacia Moscú. Su secretario general, Jaap de Hoop Scheffer, pedía el viernes a Putin, a través de un diario británico, huir de «retóricas inútiles del estilo de 'vamos a tomar como rehén a tal país o a tal otro'. ( ) No sólo son inútiles sino que nos retrotraen a la época del muro de Berlín y del telón de acero».

Sergei Lavrov, el ministro ruso de Defensa, manifestaba también esta semana que la ampliación de la Alianza no responde a las necesidades del presente, en el que «las amenazas que nos conciernen a todos son bien conocidas». El primer ministro y anfitrión de la cumbre, Traian Basescu, da por hecho que se va a concertar en Bucarest. Es partidario de abrirles también el paso a Ucrania y a Georgia, y cree que Bosnia-Herzegovina y Montenegro obtendrán de la OTAN sendos MAP en la cumbre.