Diez miembros boicotean la cumbre de la Liga Árabe por la injerencia de Siria en el Líbano
La brecha abierta por la ausencia de los líderes de Arabia Saudí y Egipto y de otros ocho jefes de Estado dejó ayer en segundo plano la agenda de la Liga Árabe, reunida en Damasco, incluidos los debates en torno al endurecimiento de la postura común frente a Israel, para poner en evidencia el creciente aislamiento de Siria. Los llamamientos de su presidente, Bashar al Assad, a una cancelación de la denominada Iniciativa Saudí, que en 2002 ofreció reconocimiento del Estado judío a cambio del fin de la ocupación -y que nunca fue contestada por los hebreos- quedaron eclipsados por el peso de la división interna.
Actualizado:La fractura entre los países aliados de Washington y los de la órbita de Teherán a cuenta del bloqueo de la elección de presidente en Líbano quedó manifiesta en la conferencia televisada al mundo árabe ofrecida por el ministro de Exteriores de Arabia Saudí, príncipe Faisal, a la misma hora en que la Liga celebraba su sesión inaugural. «El reino nunca antes había boicoteado una cumbre», admitía el canciller en alusión al envío por parte de su país de un representante de tercera fila a Damasco, tras lo que acusó y pidió correctivos para Siria por obstruir los esfuerzos llevados a cabo para instalar la paz en Líbano, cuestión elevada ya en este cónclave a la categoría de conflicto regional.
«Contramedidas»
«El problema es que lo que fue convenido por consenso en la Liga Árabe, incluido por Damasco, no fue puesto en práctica en realidad Hay que hacer frente a la falta de credibilidad para implementar los acuerdos... llámese castigo o contramedidas», reclamó el príncipe, que también advirtió a Al Assad que no entorpezca los intentos de acercamiento israelí-palestinos ni agrave la situación en Irak.
El enfrentamiento fue también abordado por el secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa, en su intervención ante el disminuido pleno, que tampoco contó con la asistencia de líderes de Jordania, Yemen o Bahrein, pero sí del canciller iraní, Manouchehr Mottaki, a pesar de que su Estado ni es árabe ni pertenece a la Liga. «La cumbre se celebra mientras las nubes oscurecen la atmósfera árabe. Todo ha llevado a una situación sin precedentes de desequilibrio en la región árabe», lamentó Musa, que no dudó en retratar las relaciones en términos de «crisis de falta de confianza y tensión inaceptable».