«Es un trabajo agradecido»

La concentración de miles de motocicletas obliga al Ayuntamiento a aumentar los servicios de la Policía Local. «Son días de mucho trabajo y no menos agobio», comenta uno de los agentes del colectivo mientras llevan a cabo un control de tráfico en una de las rotondas de la avenida de Arcos. El esfuerzo que realizan es importante, toda la plantilla trabaja en estos días en dos turnos de 12 horas que van de las 4.00 a las 16.00 horas y desde entonces a la siguiente madrugada. El de tarde-noche es el que está más reforzado con cerca del 70% de los efectivos del cuerpo.

Las infracciones más habituales con las que se encuentran son los caballitos, la no utilización del casco, los casos de conducción negligente y la circulación de quads, cuyo tránsito está prohibido en la ciudad. En la edición del Gran Premio de 2007 se inmovilizaron más de cien vehículos de este tipo, según informó la Policía, aunque hasta el día de ayer la situación invitaba a pensar que este año se reducirá esta cifra considerablemente. Contra lo que se pudiera prever, el exceso de velocidad apenas se da. La razón es la gran densidad del tráfico, que impide girar demasiado la muñeca que controla la aceleración del vehículo. La mayoría del trabajo que realizan se centra en controlar que las zonas libres de tráfico de motocicletas del centro de la ciudad no sean invadidas por los moteros. «Es un trabajo agradecido, a pesar de la incomodidad de los horarios», asegura otro agente.

La impresión general de la plantilla del cuerpo municipal es que los visitantes respetan las normas de seguridad vial. «Siempre hay algún cafre, pero son muy pocos en realidad», apostilla un agente. La mayoría de los problemas los ocasionan los ciclomotores de los jóvenes de la zona, informa la Policía. Los agentes continúan el control, dan el alto a un vehículo de cross que no lleva matrícula ni luces; consciente de sus infracciones, el conductor hace un giro ilegal y se da a la fuga.