Barbate sobrevive con 60 millones de deuda y el turismo como salvavidas

«La esperanza hace que agite el naufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado». Esta es una frase del poeta Publio Ovidio que bien pudiera reflejar lo que Barbate y su gente no ha dejado de hacer durante décadas. Capeando el temporal, esta población de La Janda, de 22.932 habitantes, sobrevive con una deuda de 60 millones de euros, herencia de anteriores gobiernos municipales. Los números rojos impiden -hay 24 millones que se le debe a la Seguridad Social- acceder a ciertas subvenciones que ayudarían, al menos, a ver el horizonte desde el catalejo. Es la pescadilla que se muerde la cola, por utilizar un símil de la mar, que tanto dió y quitó a este pueblo marinero, que ha pasado de tener más de doscientos barcos amarrados en su puerto, a tan sólo una treintena en menos de veinte años. La pesca, principal fuente de ingresos de Barbate durante décadas, ha dejado de traer riqueza y la droga, una lacra que lo puso en el objetivo de los focos mediáticos durante años, «hundió al pueblo». «Es cierto que aquí había droga, pero como en otros pueblos, sólo que aquí había gente que se paseaba por la avenida con su tigre -en referenci al narco Antón- y todos los medios nos pusieron en el ojo del huracán injustamente. Eso hizo mucho daño», explica Francisco Braza, un oficial primera de la construcción que desde hace nueve meses ejerce como concejal de Pedanías y Núcleos Rurales. Su espíritu de lucha por su pueblo, le hizo lanzarse a la aventura de formar parte del Gobierno Municipal, pese a ni siquiera ser militante del partido socialista. Ahora, junto al joven alcalde del pueblo, Rafael Quirós, un farmacéutico de 38 años, y con sus compañeros - los resultados de las elecciones arrebataron el sillón municipal al PP después de ocho años gobernado por Juan Manuel de Jesús- confían en sacar a flote a Barbate pese a los escasos recursos y el «caos» descubierto en el Ayuntamiento. «Nos encontramos un Ayuntamiento con 410 empleados, donde habían desaparecido papeles, ordenanzas y no había presupuesto desde el año 2004», explica el alcalde, que ahora dice no querer «mirar atrás». «Hay que hablar de futuro» y en el horizonte y como salida está el turismo y la industria. La pesca quedaría como un complemento. Quirós asegura que en dos años Barbate contará con dos nuevos hoteles - «el conflicto que mantiene paralizado los de Trafalgar está por resolverse en breve», señala- y en unas semanas se inaugura el Polígono del Olivar, donde se han implantado una decena de empresas conserveras que «también van a dar trabajo al pueblo, ya que tenemos un paro del 40%».

El golpe de mar con el que empezó su legislatura, con el hundimiento del Pepita Aurora, no ha echado por tierra su visión de futuro: «Lo hemos llevado lo mejor posible, las viudas cobraron las ayudas y ahora hay que recolar a los cinco supervivientes. Las administraciones han ayudado y salimos adelante». Quirós es consciente de que el pueblo «tiene la materia prima» necesaria para salir adelante, pero «esto es como un coche que lleva veinte años parados, resulta difícil arrancarlo».

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