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Opinion

María Silva Cruz

La matanza de Casas Viejas en enero de 1933 tuvo unas repercusiones que hoy en día siguen siendo tema de discusiones en la vida política, social, literaria y periodística, Ocasionó la caída del gobierno republicano y cambió las vidas de los vecinos de la aldea vecina. Entre ellas la de María Silva Cruz Libertaria, superviviente del incendio de la choza de su abuelo, Seisdedos el carbonero.

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Después de aquellos trágicos sucesos, en a cárcel de Medina conoció a Miguel Perez Cordón, militante y escritor anarcosindicalista, que antes de los afamados periodistas Sender y Guzmán, tuvo el atrevimiento de publicar las crónicas de lo acontecido en la aldea gaditana.

El 18 de julio de 1936 triunfó el golpe militar en Paterna de Rivera y María fue asesinada semanas más tarde. Su compañero Miguel después de vivir en Ronda y Cartagena, murió en 1939. Alrededor de María Libertaria se creó un mito, que transcendió hasta ser considerada símbolo de la mujer revolucionaria.

No era una mujer brillante, ni extraordinaria. Era hija de simples campesinos, no pudo seguir con sus estudios y los abandonó prematuramente era sencilla, buena, humilde y honrada, es la encarnación y el símbolo del martirio de Andalucía. Ahí es donde radica su grandeza.

75 años más tarde, el hijo de María y Miguel, Juan Pérez Silva vecino de Paterna, que perdió a su madre cuando tenía 13 meses de vida, no sabe donde está enterrada su madre, no sabe dónde ir a llorar su pérdida, no conoce el lugar donde penar su corazón, anda perdido con unas flores que no sabe dónde colocar para recordar a su madre. Sólo es un hijo que se crió sin el amor materno, como tantos miles de criaturas de aquel infame verano.

Pero Juan quiere saber, conocer y acaba de presentar una denuncia en la Audiencia Nacional, ante el juez Baltasar Garzón para que se conozca la verdad sobre las últimas semanas de vida de su madre, y sobre todo, para que unas amargas flores tengan un destino. Sin embargo, el juez Garzón no lo recibe y no quiere esclarecer lo que por justicia Juan le pide. Parece ser que nuestro afamado juez anda más preocupado por los desaparecidos de Argentina o Chile que por los que tenemos en nuestra propia casa.

Juan Pérez Silva, hijo de Libertaria se merece conocer la cuneta donde su madre está tirada, como miles de hijos de padres y madres, y nuestro juez debería preocuparse más de este caso. Quizás, sólo quizás, sea posible que la Guerra Civil que dividió este país en dos, aún no haya acabado.

Ángel C. Gómez de la Torre.

Puerto Real