Hospitalidad
Según el Diccionario Enciclopédico Larousse la hospitalidad se define como «la cualidad de hospitalario». Para el Derecho Romano se trataba de una institución que permitía a los extranjeros encontrar en Roma la protección especial de un ciudadano o de un pueblo entero. Para los historiadores los Caballeros Hospitalarios eran miembros de una orden religioso-militar, nacida en Jerusalén antes de la Primera Cruzada, y cuyo objetivo fundamental era el proteger a los peregrinos cristianos que iban a visitar el Santo Sepulcro o los lugares santos de Jerusalén. Con posterioridad fueron llamados Caballeros de Chipre, de Rodas o de Malta.
Actualizado: GuardarPocos países de nuestro entorno pueden vanagloriarse de haber conseguido, en tan poco tiempo, un Sistema Sanitario Público de las cualidades del nuestro. Universal, accesible, gratuito y de calidad. En los últimos treinta años, y partiendo de una situación económica y socialmente de desventaja, hemos obtenido un Sistema que sirve de ejemplo y de «envidia» para nuestros vecinos. Como dato ilustrativo sirva exponer que el país paradigma de los avances tecnológicos y de la medicina avanzada, Estados Unidos, durante el año 2006 ha batido su propio record de personas sin cobertura sanitaria, el 15,8% de toda su población.
Basado en dos pilares fundamentales, la Atención Primaria y la Atención Hospitalaria, son muchos los que vislumbran una situación de crisis en el horizonte. La falta de profesionales y unas inversiones rácanas, nos deparan un futuro no precisamente esperanzador. En el primer caso, una falta de previsiones por parte de las autoridades sanitarias y educativas, hacen que la falta de «mano de obra» cualificada en el sector sanitario se esté dejando sentir de manera alarmante. La formación de las personas que van a dedicar su vida a la sanidad es larga y costosa, y no puede ser objeto de improvisaciones, ni funciona por decreto. Sabemos que se está importando «mano de obra sanitaria» por una urgente necesidad, lo que nos lleva a pensar si verdaderamente la cualificación necesaria la tenemos garantizada. En un segundo lugar, las inversiones «estrella» en el sector sanitario parecen estar programadas para obtener resultados tangibles y de aplicación directa en la población, a largo plazo (terapias genéticas, investigación con células madres, etc). Las inversiones en tecnología punta y de uso inmediato han pasado a un segundo término.
El Sistema sigue confiando en la profesionalidad, la abnegación y el compromiso del personal sanitario.
Ante este panorama nos encontramos en una situación en la que los actores de la relación persona enferma-personal sanitario no pasan precisamente por su mejor momento. De pacientes pasaron a usuarios, y actualmente se definen como clientes del Sistema. En estos casos la nomenclatura no es baladí, ya que el propio Sistema se encarga continuamente de recordarle a la población usuaria cuales son sus derechos, mucho menos sus obligaciones, y a veces incluso garantizarles los resultados. De antemano sabemos que la Medicina no es una ciencia exacta, y que lo único que podemos garantizar son los medios disponibles a nuestro alcance, pero nunca sus efectos.
Actualmente ejercer la profesión sanitaria se ha convertido en una actividad de mucho riesgo. A las ya tradicionales exposiciones a agentes físicos, químicos y biológicos, se suman ahora los riesgos de agresiones como una parte más de los riesgos psicosociales.
Da igual el ámbito de actuación, bien en el centro de salud, bien en el servicio de urgencias, bien en el hospital, las probabilidades de que el personal sanitario pueda sufrir agresiones por parte de los «clientes» es elevada.
Uno de cada diez médicos/as españoles declara haber sido victimas de una agresión física durante el ejercicio de su profesión. No se trata de un fenómeno aislado y exclusivo de nuestro Estado. El asunto está tan generalizado que la propia OIT (Organización Internacional del Trabajo) estima que de toda la población trabajadora europea son los que más actos violentos sufre (24%), por delante de la población trabajadora del sector educativo (7%), de las fuerzas de seguridad (5%) y del sector de seguridad (2%). Esta Organización calcula que hasta el 50% del personal facultativo ha recibido alguna vez amenazas, el 4% ha sido agredido físicamente, y el otro 4% acaba sufriendo problemas psíquicos por estas causas.
La OIT estima que uno de cada 25 pacientes de atención primaria es potencialmente violento, y que en una de cada 500 consultas se puede producir agresiones contra el personal sanitario. Mientras que en los países anglosajones las causas de violencia se han reducido clásicamente con las demoras en la actuación, en España se asocia más con la lealtad al Sistema Sanitario y la denegación de prestaciones (recetas, pruebas complementarias, parte de baja, etc) (Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, CESM)
Por profesiones, es el personal de Dirección el que sufre amenazas, seguidos del personal médico y del personal de enfermería. Por servicios, es el Servicio de Urgencias el que se lleva la peor parte con un 87% de las amenazas.
Por causas, la violencia se relaciona principalmente con las demandas de asistencia, la masificación de la misma y la denegación de prestaciones (fármacos, derivaciones, pruebas complementarias, etc), seguidas de las frustraciones de las expectativas depositadas en el sistema o en el profesional sanitario.
Los Servicios de Salud de las diferentes Comunidades Autónomas tienen elaborados protocolos de actuación para casos de agresiones a profesionales sanitarios. Desde el Ministerio de Sanidad y Consumo y del Ministerio de Justicia se está trabajando para que dichas agresiones derivadas de esos actos violentos sean constitutivas de delito y no se consideren sólo una falta.
Aunque la sociedad en general reconoce la valía de nuestros profesionales sanitarios, el devenir diario nos demuestra que se ha perdido el respeto a esa persona que cuida y vela por nuestra salud.
Tan proclives que somos a crear plataformas, asociaciones, colectivos, etc, en defensa de causas, a veces algo peregrinas, insto a que desde las asociaciones de consumidores, usuarios, pacientes, afectados, etc, se cree una Plataforma dirigida a Dignificar la Labor y el Trabajo Cotidiano del Profesional Sanitario. Con ello conseguiremos una mejora de la calidad asistencial y un reconocimiento al trabajo bien realizado, aumentando la satisfacción laboral entre profesionales.