Sarkozy, 'cavalier seul'
Fiel a su estilo, Nicolas Sarkozy dijo el martes que no excluye boicotear la inauguración de los Juegos Olímpicos en Pekín como medio de mostrar su disgusto con la conducta china en Tibet y reveló que ha escrito al respecto al presidente Hu Jintao. El criterio atribuido a algunos profesionales de la política («ni un día sin titular, ni un día sin foto») no es en primera instancia la razón de la actitud de Sarkozy, atribuible más bien a lo que se ha dado en llamar «estilo Sarko», rupturista, personal, emotivo, activista y poco permeable a lo que se tiene por el consenso prudente hecho desde el asesoramiento y la visión de largo plazo.
Actualizado:En francés hay una expresión acuñada para estas conductas: faire cavalier seul, algo así como actuar por cuenta propia, sin compañía. Lejos de la prudencia ritual con que las potencias actúan con China, y poniendo en riesgo el gran programa de ventas de tecnología francesa al país asiático puesto a punto en su visita de Estado del año pasado, Sarkozy ha preferido de nuevo ser él mismo. Esta especie de cancelación de la práctica ordinaria de todos los gobiernos franceses de la V República ya ha dado señales precedentes, algunas relacionadas con Alemania, presentadas a menudo como una mera incompatibilidad personal con la canciller Merkel. Pero hay un malestar más profundo y mucho más inquietante para los europeos.
El episodio de la Unión del Mediterráneo, una iniciativa al margen de la UE que suscitó el disgusto de Berlín, ha sido medio arreglado redimensionándolo a la baja y reubicándolo en la política oficial de la Unión. Pero en París se constata una falta de calor con el vecino alemán que equivale a un deterioro del legendario eje franco-alemán, considerado como el motor de la Unión y la razón original de su existencia. Se dice, simplificando mucho, que Sarkozy, quien ayer estuvo en Londres, prefiere a Gordon Brown. Algunas versiones sugieren en voz baja que todo lo que ocurre se debe a que Sarkozy es un francés sobrevenido, no es culturalmente francés, sino un cosmopolita rebosante de energía que no obedece a los códigos genéticos de la vieja clase política. No es un galo. Ni que decir tiene que esta tesis debe ser recibida con todas las precauciones.