PUÑETAZO. Un seguidor de la presidenta argentina golpea en la cara a uno de los participantes en la 'cacerolada'. / REUTERS
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Cristina Fernández hace frente a la primera 'cacerolada' de los argentinos

La mayoría de la población se solidariza con los agricultores en su protesta por el incremento de la presión tributaria La presidenta critica «los piquetes de la abundancia»

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A pesar del malestar expresado por manifestantes de a pie que se congregaron en la noche del martes de forma espontánea en diversas ciudades del país para protestar contra el Gobierno, la presidenta argentina, Cristina Fer- nández, mantuvo ayer firme la decisión anunciada hace dos semanas de aumentar el impuesto a las exportaciones de grano. De esa manera, se agravó el conflicto que la dirigente mantiene con el campo y crece ahora la amenaza de desabastecimiento de alimentos en las grandes urbes.

La decisión gubernamental de incrementar el impuesto a las ventas externas de soja del 35% al 44%, desató una verdadera rebelión entre productores agropecuarios, hasta entonces eufóricos por el alza de los precios internacionales de sus cosechas. La medida prevé además que el pago será mayor si los beneficios suben. Hasta ahora, el conflicto se circunscribía al campo, pero la dureza de Fernández, que se niega a dialogar con los productores mientras mantengan cortado el paso de camiones con alimentos, ha concitado ya un rechazo más amplio de la población.

De forma totalmente inesperada, miles de ciudadanos, en su mayoría de clase media-alta residentes en barrios acomodados de Buenos Aires y otras ciudades, se lanzaron a las calles a golpe de cacerola. El método de protesta es el mismo que en diciembre de 2001. Pero en aquel entonces los ciudadanos se enfrentaban a un Ejecutivo débil y desgastado por la crisis, el de Fernando De la Rúa, que renunció un día después. Fernández, si bien afronta la crisis más grave de su mandato hasta ahora, está mucho mejor parada y no parece dispuesta a retroceder.

La economía argentina se recuperó fuertemente en el último lustro, tanto en el ámbito agropecuario como en el industrial. El producto interno bruto aumentó en un promedio del 8,2% anual desde 2002, el consumo y la inversión se incrementaron, y el paro y la pobreza cayeron drásticamente.

Redistribución

En este nuevo contexto, Fernández lanzó una medida que busca aumentar la recaudación tributaria y distribuir los beneficios. La soja es el principal cultivo de exportación en Argentina y el 95% de lo que se cosecha se vende en el exterior, a China sobre todo.

«¿Cómo se hace la distribución del ingreso si no es precisamente sobre aquellos sectores que tienen rentas extraordinarias?», se preguntó la presidenta ayer en una alocución que, lejos de apaciguar, enervó aún más a los productores. Fernández dijo que los cortes de carreteras que mantienen los productores «son los piquetes de la abundancia» y anticipó que no se someterá a «ninguna extorsión».