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CONFIDENCIAS. Alonso y Marín, ayer en la Cámara. / EFE
ESPAÑA

Rodríguez Zapatero mantendrá a los pesos pesados de su actual equipo de gobierno

Moratinos seguirá al frente de Exteriores y preparará la presidencia española de la UE con López Garrido, que será secretario de Estado para Asuntos Europeos

PAULA DE LAS HERAS / AGENCIAS
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José Luis Rodríguez Zapatero está dispuesto a repartir nuevas fichas a sus ministros pero evitará poner La Moncloa patas arriba. En una legislatura que nace marcada por la incertidumbre económica, su objetivo prioritario está en generar estabilidad institucional. La apuesta pasa por consolidar en sus puestos clave a quienes fueron los pilares de su actual Ejecutivo. La principales incorporaciones se producirán, en todo caso, en segundos niveles.

El hasta ahora portavoz del grupo parlamentario, Diego López Garrido, ocupará la secretaría de Estado para la Unión Europea en sustitución de Alberto Navarro, que ya había anunciado su marcha voluntaria de Exteriores. El ministerio que dirige Miguel Ángel Moratinos es en todo caso, según fuentes socialistas, uno de los menos afectados por los cambios estructurales previstos para esta nueva etapa. El mismo López Garrido dio por sentado que el actual jefe de la diplomacia española permanecerá en el cargo, algo que ya nadie cuestiona en el partido, lo que le convertiría en el segundo jefe de la diplomacia española más duradero de la democracia, tan sólo por detrás del político Francisco Fernández Ordóñez, quien estuvo siete años (de julio de 1985 a junio de 1992, en la etapa de Felipe González) al frente de esta cartera, que abandonó unos meses antes de su muerte en agosto de 1992.

A Moratinos le tocará asumir una de las tareas más relevantes: preparar la presidencia española de la Unión Europea en 2010. En esta tarea tendrá que trabajar codo con codo con López Garrido, quien ayer mismo se reunió con su antecesor para celebrar un primer almuerzo de trabajo y hablar sobre este asunto.

Desde el departamento de Exteriores se tiene la impresión de que Moratinos continuará como jefe de la diplomacia al menos hasta 2010, a pesar de los rumores que circulan sobre la posibilidad de que encabece la lista a las elecciones al Parlamento Europeo, en 2009.

Críticas de la oposición

La política exterior del Gobierno Zapatero ha sido objeto de las más duras críticas por parte del primer partido de la oposición, que le ha acusado de buscar el entendimiento con los líderes más controvertidos de Latinoamérica -Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales- y de perder peso en Europa. Pero en el PSOE afirman que la crítica es injusta.

Algunos admiten que ha habido carencias. Sin embargo, lejos de apuntar con el dedo a Moratinos, responsabilizan del escaso brillo español en la materia al propio Zapatero. «Una buena gestión en Exteriores debe ser coronada por la actuación del presidente del Gobierno y, quizá porque había otras prioridades -dice un importante miembro del partido-, eso no se ha producido en esta legislatura». Entre los méritos de Moratinos está además, dicen, el haber salido «indemne» de una relación incómoda con Estados Unidos. «No se puede ignorar que la retirada de tropas de Irak habría pasado factura a cualquiera», subrayan.

Pero no sólo se espera su continuidad al frente del departamento. En el ministerio se cuenta, de hecho, con la de su todo su equipo, incluidos los secretarios de Estado de Exteriores, Cooperación e Iberoamérica, Bernardino León, Leire Pajín y Trinidad Jiménez.

En el PSOE se da igualmente por sentado que se mantendrá incólume el tercer pilar del Ejecutivo. Y que, como los dos vicepresidentes -María Teresa Fernández de la Vega mantendrá como añadido su función de portavoz gubernamental-, Alfredo Pérez Rubalcaba será confirmado en su puesto. A pesar de que el ministro del Interior dio pábulo a las dudas sobre su continuidad al afirmar que aprovecharía las vacaciones de Semana Santa para pensar en su futuro, sus colaboradores más próximos dan por hecho que Rodríguez Zapatero le pedirá seguir y él dará un sí rotundo. No en vano, ya ha afirmado estar a su disposición.

La cuarta pata del banco, el ministro de Justicia, también se ha apresurado a manifestar su deseo de continuar en su «apasionante» tarea. En las múltiples quinielas que en las últimas semanas han elaborado los propios socialistas, el nombre de Mariano Fernández Bermejo sonaba como titular saliente. Pero cada vez gana más peso la opinión de quienes creen que, como el resto de ministros de la última hornada, seguirá en su puesto.

El inconveniente estaría en su perfil de 'martillo del PP' ahora que Zapatero, en su búsqueda de la estabilidad institucional, se ha marcado como prioridad alcanzar un acuerdo para la renovación del CGPJ. Bermejo aseguró ayer que su papel de 'bestia negra' vino condicionado por las características de la pasada legislatura y se presentó como un amante del diálogo dispuesto a «explorar» vías de entendimiento con el principal partido de la oposición al que, afirmó, «nos une muchísimo». En todo caso, los socialistas preparan una ley para forzar un nuevo mandato en el órgano de gobierno de los jueces.

Respecto a otros posibles cambios en el gabinete, Zapatero sólo avanzó en su día que habrá «caras nueva» y que modificará la estructura del Ejecutivo para hacerla «lo más funcional posible».

Chacón y Asuntos Sociales

En el cambio de estructura, fuentes del Gobierno y del PSOE siguen apostando por una separación de Trabajo y Asuntos Sociales, hasta ahora bajo la batuta de Jesús Caldera. Este ha asegurado que no sabe «absolutamente nada» sobre su futuro político, puesto que todavía no ha hablado con Zapatero. «Yo estoy disponible, que se suele decir», afirmó lacónicamente.

En caso de que se hiciera efectiva la partición de este Ministerio, se baraja el nombre de la actual ministra de Vivienda, Carme Chacón, para Asuntos Sociales.