perfil | Richard Widmark

La encarnación del héroe a la antigua usanza, atormentado y antisocial

MADRID Actualizado: Guardar
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Pocos intérpretes en la industria del cine son capaces de hacer historia en su primer papel en la gran pantalla. Richard Widmark, gracias al asesino Tommy Udo de El beso de la muerte (1947), lo consiguió, a los 32 años, con un personaje que recreaba un villano repelente y con una risa de lo más particular, que marcó para siempre su carrera.

En el filme, el personaje de Widmark ataba a una anciana en su silla de ruedas con el cable de una lámpara y la empujaba a la muerte tras tirarla por unas escaleras. Ese papel le reportó un Globo de Oro y su única candidatura al Óscar, como mejor actor secundario, premio que se llevó Edmund Gwenn por De ilusión también se vive.

A punto estuvo Widmark de no interpretar ese rol, ya que el director decidió al principio que era demasiado pulcro e intelectual para dar vida a un tipo de esa calaña, según The New York Times. Pero el por entonces mandamás de los estudios Fox, Darryl Zanuck, convenció al realizador de que Widmark era el tipo idóneo para el papel después de revisar las audiciones que hizo.

Un héroe atormentado y antisocial

Así se convirtió en uno de los actores más representativos del Hollywood posterior a la II Guerra Mundial, en la que no participó, a pesar de solicitarlo tres veces, debido a que tenía un tímpano perforado. Actuó en más de 70 películas a lo largo de más de cuatro décadas en Hollywood, y tocó todos los géneros: desde las películas del oeste, pasando por el bélico, el suspense e incluso el terror.

Películas como Pánico en las calles (1953), de Elia Kazan; Un rayo de luz (1950), de Joseph L. Mankiewicz, o Noche en la ciudad (1951), de Jules Dassin, de la que Hollywood rodó una nueva versión en 1992 protagonizada por Robert De Niro, le consagraron como actor de fama mundial.

Tras el éxito de su primera cinta, pareció encasillarse en héroes atormentados y personajes antisociales, algo curioso para un tipo que siempre admitió aborrecer la violencia. A partir de la década de 1960 su carrera tomó nuevos derroteros gracias al papel de Jim Bowie en El Álamo, de John Wayne, o al del coronel Tad Lawson en ¿Vencedores o vencidos?, de Stanley Kramer.

Otra de sus apariciones más populares fue en la cinta de John Ford El gran combate (1963), donde encarnó a un capitán del Ejército estadounidense que arriesga su carrera para ayudar a los indios.

Éxito también en la gran pantalla

Su éxito en el cine también tuvo sus ecos en el mundo de la televisión. Widmark dio vida al detective Daniel Madigan en la película Brigada homicida (1968), de Don Siegel, un solitario personaje de tanto éxito que el canal NBC creó una serie centrada en él en la temporada 1972-73. Más tarde volvió a aparecer en Asesinato en el Orient Express (1974), de Sidney Lumet, y trabajó de nuevo con Kramer en De presidio a primera página (1977).

Justo en ese año sufrió un ataque al corazón que le mantuvo alejado del cine un tiempo, aunque siguió interviniendo en películas para televisión. Su último trabajo en la gran pantalla fue El color de la ambición, en 1991, junto a John Cusack.

Nacido el 26 de diciembre de 1914 en Sunrise (Minesota, EEUU), se casó en 1942 en primeras nupcias con la guionista de radio y televisión Jean Hazelwood, con quien tuvo una hija, Anne Heath Widmak. Hazelwood murió en 1997.