Los mitos del millón de euros
El Centro Cultural La Victoria acogerá seis módulos en los que se cuentan al visitante las leyendas de Hércules, Astarté, Gadir, la Atlántida o Tartessos
Actualizado: GuardarDel balneario de Brake, en las inmediaciones de la ermita de Santa Ana, al centro de Sánlucar, donde algunos investigadores apuntan que se refugiaron los fabulosos atlantes, huyendo de un terrible cataclismo. Una provincia con tanta historia arrumbada, de las pocas que puede presumir de haber ejercido durante algún que otro tedioso milenio de frontera fija del mundo cartografiado, había de estar, por fuerza, en el pelotón de cabeza de los territorios legendarios que centran los focos inasibles del misterio. El Centro Cultural La Victoria pretende ofrecer al visitante una visión general de todos los mitos y leyendas que han ocurrido en esta tierra, para lo que se fija un presupuesto tope de 1.100.000 euros.
El Centro se dividirá en seis módulos complementarios. El primero se dedicará al entorno de la capital y tendrá como protagonista absoluto a Hércules. El segundo, que se centra en la época tartésica, pretende determinar claramente los límites entre los hallazgos, teorías y evidencias históricas y todas las especulaciones figuradas sobre el carácter mítico de esta civilización.
Un tercero se ciñe a los dioses fenicios, aunque se reserva un cuarto módulo completo al templo de Melkart-Hércules, y un quinto a las deidades femeninas como Gadir o Astarté. El último desgrana los cultos a Baco y Baal-Cronos.
No obstante, la idea del Instituto de Empleo y Desarrollo Tecnológico es que Sanlúcar sirva de inicio para una completa ruta que continuaría por toda la provincia, haciendo parada en todos los lugares vinculados a la mitología de una u otra forma.
En este recorrido se incluye el Cabo Trafalgar, donde se ubica el Promontoriun Iunonis consagrado a Astarté. De ahí, hasta Bolonia, con Baelo Claudia, pasando por Tarifa, en enclave de las columnas de Hércules -vistas en una excepcional panorámica desde Castellar- y enlazando con Algeciras y su Carteia, uno de los puntos claves de la ocupación romana en Cádiz.
El templo de Hércules
En la Janda, el trayecto por la otra cara de la historia abarcaría Medina (donde se halló una hermosa Venus) y continuaría hacia la campiña jerezana, en cuyos museos se exhiben algunas piezas fundamentales del culto a Baco y Heracles. San Fernando (y sus alfares fenicios) y Cádiz (la principal colonia púnica de la Península), cerrarían de nuevo el círculo en tierras sanluqueñas, donde se ubica el yacimiento prerromano de Ébora y el santuario del Lucero, dedicado a Astarté.
Chiclana, también en la Costa Noroeste, a pesar de no contar con el Centro, participará gracias a las reminiscencias míticas que encierra La Barrosa, uno de los paisajes más emblemáticos de la costa de la luz. Durante mucho tiempo se dijo que las ruinas del Castillo de Sancti Petri fue heredero del templo dedicado a Hércules que en su día presidió esa zona del litoral.
Parece más que probable que un siglo antes de la Guerra de Troya se fundara la ciudad primitiva sobre el islote de Sancti Petri. También, a tenor de lo que cuentan historiadores griegos y romanos, allí se localizó ese santuario hercúleo levantado «sobre sus propios huesos».
El espacio que hoy ocupan Cádiz y San Fernando, denominada en la antiguedad como Erithia o Isla de Juno, también tiene un origen legendario. Cuentan los primeros cronistas que el que fue escenario del enfrentamiento mitológico de héroes y titanes era un conjunto de arrecifes, hasta que los fangos del Guadalete se solidificaron y los escollos se unieron, convirtiéndose en un puerto ideal para los fenicios.
Es el comienzo de una historia magnífica, de dioses y de hombres, que continuará, próximamente, en las tierras de Sanlúcar.