A FAVOR EN CONTRA

La empresa es la que decide El uniforme no vende sanidad

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l empresario, al invertir en la puesta en marcha de una sociedad es el que se juega el dinero. Suyo, por lo tanto, es el derecho a decidir sobre todos los aspectos que puedan afectar a su inversión. Si decide utilizar un uniforme y no otro, la decisión es sólo suya. Nadie ni ninguna administración tiene, ni debe, tener derecho a inmiscuirse, siempre que no atente contra su dignidad, y vestir falda no lo hace. Las empleadas afectadas recibieron cumplida información sobre el uniforme que deberían utilizar y aceptaron vestirlo. No tiene sentido que los empleados pretendan indicarle a la empresa qué decisiones deba adoptar, sean en cuestiones de vestuario o cualesquiera otras. El uniforme no sólo es anacrónico, es incluso humillante si se reflexiona un poco. La imagen que se vende con una enfermera vestida con falda corta no es la de una profesional de la sanidad, sino que da la impresión de que son unas razones bien distintas las que impelen a la empresa a la utilización de este vestuario por parte de sus empleadas. Pretender que las profesionales de la enfermería vistan como lo hacían hace 60 años equivale a querer que las condiciones de trabajo actuales retrocedan temporalmente en la misma proporción. El vestuario que impone esta compañía es, además, totalmente antifuncional y dificulta las tareas diarias a las que tienen que hacer frente.