Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Opinion

Logro colectivo

La significativa reducción en el número de muertes registradas en la red viaria española a lo largo de la Semana Santa confirma la validez del esfuerzo colectivo realizado en los últimos años por las distintas administraciones públicas y por los propios conductores para tratar de paliar las graves consecuencias que aún sigue provocando la siniestralidad en las carreteras. Los 44 fallecimientos menos que se han contabilizado con respecto al mismo periodo del año anterior, a la espera del balance definitivo, significan no sólo que otras tantas personas han podido regresar sanas y salvas a sus domicilios. También demuestran que era posible recortar la terrible cifra del centenar de víctimas mortales que se sucedían en cada Semana Santa, un periodo marcado siempre en negro en las estadísticas de Tráfico. En este sentido, las pésimas condiciones meteorológicas que han entorpecido en esta ocasión el tránsito por varias comunidades autónomas pueden haber actuado tanto como un peligro potencial como un acicate a la hora de extremar la precaución.

Actualizado:

La valoración cautelosa de los datos efectuada por el ministro de Interior resulta coherente con las dificultades que aún entraña la lucha contra un tipo de accidentalidad que ha tardado en ser asumida como una prioridad por los poderes públicos, pero también por la ciudadanía que sufre sus efectos. No obstante, el descenso de la mortalidad en un 32% entre 2003 y 2007, unido a la alentadora disminución en el arranque de este año, refleja una tendencia esperanzadora que parece avalar la efectividad de las estrategias más restrictivas en materia de seguridad vial; en concreto, la implantación del carné por puntos o, más recientemente, el endurecimiento del Código Penal para castigar a quienes cometan infracciones del todo perseguibles como el exceso de velocidad o la conducción bajo los efectos del alcohol. La puesta en marcha del Centro de Tramitación de Denuncias Automatizadas debería contribuir decisivamente a la agilización de los procedimientos sancionadores, imprescindible para que la normativa sea eficaz. Pero será sobre todo la admisión por los conductores de todas esas medidas no sólo como una amenaza, sino como una oportunidad para evitar la imprudencia o la temeridad al volante, lo que permitirá seguir conteniendo la sangría de muertes en nuestras carreteras.