Continúa el drama de Irak

a muerte al borde de una carretera del sur de Bagdad de cuatro soldados ha supuesto para Estados Unidos haber perdido a 4.000 de sus efectivos en suelo iraquí, una cifra alejada de las 58.000 bajas registradas en Vietnam o las 40.000 en Corea, pero que enfrenta nuevamente a la sociedad norteamericana a las devastadoras consecuencias de la guerra. Y no sólo por los dramas personales que rodean a las víctimas mortales, sino también por la tragedia de los 73.000 militares que habrían fallecido ya por la exposición al uranio empobrecido utilizado en las armas bioquímicas del Ejército y de los 200.000 veteranos que podrían morir en los próximos 20 años. EE UU no podrá desprenderse en décadas de los graves efectos que ha supuesto para el país la intervención en Irak. Efectos dolorosamente constatados en las vidas perdidas de sus soldados, pero también en la sangría de muertes y destrucción que está padeciendo la población civil iraquí.