
Ministro sin carné
José Antonio Alonso fue compañero de colegio del presidente del Gobierno, a quien le une una sólida amistad. Ese mutuo afecto llevó a José Luis Rodríguez Zapatero a confiarle la pasada legislatura dos de las carteras más sensibles, Interior y Defensa, en un momento difícil, con el Ejecutivo inmerso en un proceso de diálogo con ETA, y pese a que Alonso ni siquiera militaba en el PSOE. Aún hoy no se ha afiliado, por lo que se convertirá en el primer portavoz socialista en el Congreso sin carné del partido.
Actualizado: GuardarMagistrado de perfil progresista, al llegar al Gobierno esperaba ser ministro de Justicia y rehuía puestos de gran relevancia política, pero no ha sabido negarse cuando el líder del PSOE le ha llamado para un cargo de máxima confianza. Su primer encargo fue dirigir el Ministerio del Interior, un puesto que nadie quería en una legislatura que nació perturbada por los peores atentados de la historia de Europa y bajo la amenaza de los terrorismos etarra e islamista. Alonso, que este viernes cumplirá 48 años, llevó a cabo su cometido sin sobresaltos. Será recordado como el primer responsable de la lucha antiterrorista que no tuvo que asistir a funerales, pues durante su mandato no hubo asesinatos.
El 7 de abril de 2006 sustituyó a José Bono al frente de Defensa, poco después de que ETA declarase el alto el fuego. El cargo le convertía en jefe del Centro Nacional de Inteligencia, en un momento en que la aportación del servicio secreto era clave para verificar si la banda quería de verdad dejar de matar.
Días después de ser adscrito a Defensa, Alonso viajó a Afganistán para conocer el trabajo de los militares españoles. Tras comprobar sus dificultades y ante la evidencia de que los talibanes preparaban una ofensiva, Alonso pidió permiso para incrementar en 150 efectivos el contingente en el país asiático, despliegue que se realizó tras la autorización del Congreso. Ese logro cautivó a los miembros de la cúpula militar, a quienes agradó mucho su influencia sobre el presidente y su discreción, cualidad que le alejaba de su antecesor, José Bono.
Momentos difíciles
Pronto llegarían los momentos difíciles. En sus dos años en Defensa, nueve militares cayeron asesinados en Afganistán y el Líbano. Su día más aciago fue el 25 de junio de 2007, cuando un coche bomba acabó con la vida de seis soldados cerca de la base 'Cervantes' en Marjayún. A raíz de aquel crimen, dio luz verde a la adquisición de inhibidores de frecuencias para proteger los vehículos blindados.
Su natural discreción llevó a Alonso a no capitalizar algunos éxitos de su etapa. El 19 de septiembre de 2007 dio por zanjadas las dificultades crónicas de los ejércitos para captar soldados y marineros. Ese año realizó un viaje a EE. UU. que enmendó en parte el desencuentro por la retirada de Irak.
Alonso tendrá ahora que meterse de lleno en la política para urdir con las minorías parlamentarias los pactos precisos para garantizar la estabilidad del Gobierno de su amigo Zapatero.