Afectados por el atentado de ETA comprueban con rabia la gravedad de los daños
Los vecinos desalojados de sus viviendas y los comerciantes afectados por los destrozos que provocó el coche-bomba que explotó el sábado en Calahorra han reaccionaron ayer con rabia y tristeza al comprobar el estado en que han quedado sus propiedades.
Actualizado: GuardarA pesar de que los calagurritanos intentan volver a la normalidad lo antes posible, no pueden asumir los importantes destrozos que han dejado los 70 kilogramos de explosivos colocados por ETA junto a la casa cuartel de la Guardia Civil, que apenas sufrió daños.
El cordón de seguridad junto a la zona de la explosión, en la esquina de las calles General Gallarza con Achútegui de Blas, cada vez es más reducido, pero aún congrega a decenas de personas que se acercan a contemplar los daños materiales causados en más de un centenar de viviendas y en la mayoría de los comercios de la zona.
Los propietarios de los establecimientos comerciales pudieron entrar ayer en sus locales para retirar cristales y otro tipo de materiales, además de cerrarlos provisionalmente hasta que se realicen las valoraciones oficiales de los daños.
Uno de los establecimientos más afectados por la explosión es la carnicería de Cayo Sáenz, ubicada en la intersección de las calles General Gallarza y Constitución, que ha quedado «totalmente destrozada» y que tan sólo llevaba siete meses abierta al público.
El propietario, Cayo Sáenz, ha expresado su resignación y su dolor, ya que, según ha dicho, «se ha ido el negocio», aunque ha afirmado que la fe le ayuda a «no tener rencor hacia quienes han realizado estos destrozos».
Su carnicería, un local con una superficie de un centenar de metros cuadrados, en el que elaboraba cocinados y precocinados, además de vender carne fresca, está «totalmente arrasado» por los efectos de la explosión, e incluso parte del coche bomba, aparcado en la acera de enfrente, terminó en el interior del local.
El carnicero se encuentra a la espera de que el próximo martes acuda el perito del seguro para hacer la valoración oficial de los daños, aunque ha adelantado que «es prácticamente un siniestro total».
A lo largo de todo el día, otros comerciantes de la zona colocaron diversos materiales en las cristaleras para cerrar provisionalmente las tiendas y también han retirado la mercancía que no estaba inservible.