El Algeciras repite guión en Marbella pese a dar buena imagen

Todavía no se había sentado todos los espectadores cuando el Algeciras se adelantaba en Marbella. Fue una falta sacada por Adrián Maíquez desde su propio campo. Avila se encontraba algo adelantado y Pedro, rematando de cabeza, mandó el balón a la red.

Este tanto, producto de esa jugada aislada de estrategia, fue lo único que se vio durante los primeros cuarenta y cinco minutos, pues el resto de la primera mitad diluyó poco a poco en un partido malo de solemnidad, en el que los dos equipos demostraron con creces el motivo de ocupar los últimos puestos de la clasificación.

El conjunto algecireño había hecho lo que parecía imposible, por lo que si a partir de esos minutos iniciales se limitó a presionar al centro del campo local, agobiandolo y no dejándolo pensar, estaba dentro del guión

Lo que ya no le cuadraba a los espectadores locales fue el juego de su equipo, pues los de Oli no dieron una a derechas y si bien llevaban la responsabilidad del partido, ésta fue sin ninguna profundidad ni precisión sobre el área rival.

La cosa comenzó a cambiar al filo de la media hora, tiempo en el que el Marbella inició un proceso de aproximación a la portería rojiblanca, teniendo ocasiones importantes en tres minutos sucesivos, aunque los delanteros locales no fueron capaces de culminarlas.

El síndrome físico

De todas formas, en el último cuarto de hora el Algeciras sufrió mucho para poder aguantar el resultado positivo. Lo hizo bien, con orden y concierto y sin cometer los errores que en otras ocasiones le costó mucho, muchísimos puntos.

De todas formas, el Marbella pudo marcharse al descanso con el empate a uno en el marcador, si el colegiado no le anula un tanto de Quini, en fuera de juego, después de un remate de Cort.

Se temía la segunda mitad, por aquello del fondo físico de los componentes de la plantilla algecirista y por lo que de seguro iba a ponerle el Marbella, que no podía permitirse el lujo de caer derrotado ante los algecireños en su feudo

Al principio ocurrió todo lo contrario ya que, nada más comenzar la segunda mitad, Alvarito le robó la cartera al central local, se colocaba solo delante de Avila, pero no fue capaz de definir lo que podía haber sido la llave para cerrar el partido. También la tuvo Alfaro, un minuto después, pero Avila pudo solucionar.

La respuesta local la puso Chús López rematando un balón que se colaba y que Maíquez sacó como realmente pudo.

El Marbella sabía lo que se jugaba en este partido, por lo que apretó los dientes y se fue arriba intentando, al menor, equilibrar el resultado, cosa que consiguió en una jugada bastante rara, cuando había dos jugadores del Algeciras (Iván y Angel) tendido en el césped. Fue Ivón Díez enganchó un zapatazo desde unos 30 metros que se coló irremisiblemente en la portería de Félix Romero. La puntilla la puso Quini diez minutos después cuando consiguió el segundo, dándole la vuelta al marcador y cerrando definitivamente el choque.

No obstante, los locales tuvieron todavía una satisfacción más cuando, durante el tiempo de descuento, Jabuti se metió solo hasta la cocina consiguiendo el tercero. Un tanto que cerraba un partido y un marcador que como viene sucediendo en demasiadas ocasiones no refleja lo que ocurrió durante los noventa minutos.