China da por restablecido el «orden social» en el Tíbet
Pekín ignora los llamamientos al diálogo con el Dalai Lama y prosigue la represión para "aplastar" la revuelta
PEKÍNActualizado:Más de una semana después de que estallara la revuelta en el Tíbet y las provincias limítrofres, y con una guerra de cifras que va de los 19 muertos al centenar, las autoridades chinas dan por controlada la situación. Tras los disturbios, conmsideran que el "orden social" está volviendo a la normalidad aunque miles de tropas siguen desplegadas.
La versión oficial es que los mercados están ya abiertos, los departamentos de las principales empresas "funcionan normalmente" y las escuelas de primaria y secundaria reabrirán sus puertas mañana. Un panoraman que sigue siendo difícil de contrastar dado que la prensa extranjera fue expulsada de la capital tibetana, Lhasa, y no se le ha permitido el acceso al resto de las regiones conflictivas tibetanas "para proteger su seguridad", según argumenta Pekín.
La prensa oficial china continúa con su campaña contra la prensa extranjera. La agencia de noticias Xinhua asegura hoy que decenas de miles de internautas han respondido, a través de la web www.china.com, a las "llamadas para condenar a la CNN y a otros pocos medios extranjeros por deformar los hechos al cubrir los disturbios de Lhasa".
Una versión oficial difícil de contrastar
Como ejemplos de falta de objetividad, cuelgan una foto del canal de televisión estadounidense en la que aparece gente corriendo delante de un camión militar cuando, según dicen, la fotografía original muestra también a los "gángster tirando piedras" al camión.
La crisis en el Tíbet comenzó el 10 de marzo, cuando cientos de monjes budistas salieron de forma pacífica a las calles de Lhasa para recordar el 49 aniversario de la rebelión popular fallida contra los chinos, que dejó 10.000 muertos y terminó con el exilio del Dalai Lama y de unos 100.000 seguidores.
La represión de las protestas pacíficas encabezadas por los monjes desembocó en una ola de violencia el día 14 que se extendió también a otras provincias chinas, y que Pekín tardó varios días en reconocer.
El Gobierno chino insiste en que las revueltas fueron cuidadosamente planeadas por lo que llama "la camarilla del Dalai Lama" y asegura que no cejará en su tarea de "aplastar" a las fuerzas separatistas. Según la agencia oficial de noticias, Pekín ha recibido estos días el respaldo de más de 100 paises por cómo ha controlado los disturbios. Entre ellos ha citado a Bulgaria, Mauricio, Madagascar, Burundi, Sudán, Chipre, Albania, Dominica, Montenegro, Antigua y Barbuda, Zambia, Siria, y Kazajistán.