Emoción y polémica en Francia por la muerte de Chantal Sébire
Las autoridades no aclaran si la enferma a la que se negó la eutanasia falleció por causas naturales Los socialistas reabrirán el debate
Actualizado: GuardarLa emoción y la polémica sobre la eutanasia rodean en Francia la muerte, por causas aún desconocidas, de Chantal Sébire, la enferma por un tumor degenerativo poco común a la que esta semana la justicia había rechazado su petición de una ayuda activa para morir. La Fiscalía gala duda en ordenar una autopsia que permitiría aclarar si la mujer, de 52 años, falleció por causas naturales o se suicidó con o sin el concurso de terceros pues sufría pérdida casi total de visión. Ni siquiera se sabe si la ex-profesora de rostro deforme que reivindicaba finalizar la vida sin sufrimiento entre los suyos se encontraba acompañada por algunos de los familiares de los que dependía.
La indecisión de las autoridades refleja las limitaciones de una legislación cuya evaluación el Gobierno había ordenado horas antes de que el cadáver de Sebire fuera hallado por su primogénita en el domicilio familiar sin ningún signo externo fuera de lo normal. Chantal Sébire padecía estesioneuroblastoma, una enfermedad muy rara de la que sólo se ha registrado un millar de casos en el mundo en los últimos 20 años.
Se desarrolla en la cavidad nasal y su evolución provoca una deformación irreversible del rostro. Los especialistas aseguran que no es incurable si es tratada de manera precoz mediante cirugía y radioterapia. La tasa de supervivencia ronda el 70% cinco años después de una operación cuando los trastornos son tratados con prontitud. A la maestra francesa la dolencia le fue diagnosticada en 2002 por un cirujano de Lyón. Luego consultó a media docena de médicos en París y otras ciudades pero no se decidió a operarse pues en «las intervenciones que me proponían había riesgo vital», declaró a comienzos de mes. Expertos citados ayer por el diario Le Monde mostraron sorpresa por la ausencia durante seis años de una atención médica adaptada de la paciente.
Nicolas Sarkozy, a quien Sébire había escrito, pidió la semana pasada que se comprobara si habían sido agotadas en el caso todas las vías de la medicina. El Elíseo también se brindó a reunir un colegio de profesionales sanitarios de alto nivel para establecer un nuevo dictamen. Horas antes del fallecimiento, el presidente francés recibió al médico de la interesada en compañía de varias eminencias médicas.
Solución rechazada
La enferma había rechazado la solución del coma artificial, consistente en provocar la inconsciencia para facilitar la muerte por depresión respiratoria. Apoyada por la Asociación por el Derecho a Morir en Dignidad, decidió mediatizar su situación para reivindicar la causa de la eutanasia activa y reclamó ante los tribunales que se permitiera a su médico de cabecera administrarle una dosis mortal de pentotal. El pasado lunes un juez de Dijon denegó su petición por considerar que vulneraba la deontología médica, que prohíbe a un facultativo dar la muerte deliberadamente, y el código penal, que reprime la provocación del suicidio.
La negativa judicial se basó en la ley de cuidados paliativos de 2005 que prohíbe la eutanasia activa y reconoce al enfermo el derecho a que le dejen morir sin ensañamiento terapéutico. Esta legislación va a ser sometida a una evaluación por encargo del Gobierno con el objetivo de remediar su desconocimiento, su mala aplicación o sus enventuales insuficiencias. El diputado conservador y cardiólogo Jean Leonetti ha recibido el encargo de someter propuestas al primer ministro, François Fillon, de cara a a la revisión de la ley de bioética prevista en 2009. El gabinete conservador se encuentra dividido en torno a la conveniencia de despenalizar la eutanasia activa o el suicidio asistido. Roselyne Bachelot, ministra de Sanidad, planteó su hostilidad porque «la vocación de un médico es curar y salvar vidas». Nadine Morano, secretaria de Estado para la Familia, recordó que personalmente es favorable a la creación de una comisión nacional de eutanasia encargada de examinar los casos de patologías excepcionales y graves.
La oposición socialista anunció la creación de un grupo parlamentario de trabajo para «reflexionar sin tabúes en el derecho de un enfermo incurable a elegir su muerte». El presidente del grupo conservador, Bernard Accoyer, opinó que «nunca hay que legislar con precipitación y con la presión de la pasión, aunque ésta es especialmente dolorosa y emotiva».