Flores de profesionales
Los floricultores de la provincia piden ayudas para afrontar la bajada de precio y defender la calidad de su producción
Actualizado:La evolución de la flor cortada andaluza registra desde hace unos años una tendencia a la disminución en la superficie productiva. En la década de los 80, en Andalucía se dedicaban 1.500 hectáreas a este cultivo. En 2002 se alcanzaba las 1.100 hectáreas, reduciéndose a 750 sólo tres años después, en 2005. Y ya en 2007 apenas se contabilizaron alrededor de 400 hectáreas.
Esta progresiva pérdida de producción tiene como principales causas la guerra de precios y la falta de estructura comercial del sector. Sobre los precios, los floricultores de la provincia no tienen duda: las grandes multinacionales se están dedicando a importar flores de países latinoamericanos, de Kenia, Israel o Marruecos, a un precio más bajo de lo que cuesta producirlas aquí.
Esta circunstancia está alterando a uno de los sectores agrícolas más importantes de la provincia, sobre todo de la Costa Noroeste, donde la flor cortada es fuente de ingresos para miles de familias. Según datos oficiales, en el año 2007, frente a la actividad exportadora de 2006, la flor cortada disminuyó un 23 por ciento, confirmándose su retroceso.
En cuanto a las especies, en Andalucía predomina el clavel, que acapara el 50 por ciento de la producción nacional de flor cortada. Asimismo, la provincia de Cádiz es la primera en superficie de producción, alcanzando el 60 por ciento del total andaluz con 125 hectáreas de su principal producción, el mini-clavel; 75 de clavel; 25 de margaritas; 20 de lilium; 6 de gypsophila; 5 de gladiolos; solidagos y antirhinum; 2,5 de gerberas; 2 de rosas y otras 15 ó 20 hectáreas de varias especies.
Criba necesaria
A pesar del retroceso confirmado en lo que a actividad exportadora se refiere, el sector de la floricultura en Andalucía y en la provincia apuesta firmemente por el mercado interior, y la principal característica que se puede destacar como fortaleza de la flor andaluza es la gran calidad del producto y el esmerado proceso de producción.
Luis Manuel Rivera, floricultor de Chipiona y afiliado de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) Cádiz, explica cómo se cuida el cultivo de la flor en nuestra provincia: «Producimos flor de la mejor calidad porque somos profesionales de este sector. Llevamos años dedicándonos expresamente a este cultivo e invirtiendo continuamente, todo lo que sea necesario, para ofrecer calidad ante todo. Aquí no escatimamos en invernaderos con última tecnología y los máximos cuidados. Yo personalmente, que tengo unos 12.000 metros cuadrados, llevo invirtiendo desde que empecé. Y no sé cómo voy a pagarlo como la situación no mejore».
«Y como yo -continúa-, hay otros floricultores que siguen en la brecha porque han puesto mucho en esto y porque es lo que saben hacer. Al tener que invertir tanto y desaparecer el boom de la flor de los 80 y 90, se ha producido una criba. Y hemos quedado los que realmente somos profesionales. Y seguimos luchando por este sector, que tiene mucha importancia socioeconómica en la zona. Somos muchas las familias que dependemos hoy en día de la flor cortada».
Rivera es realista pero, al mismo tiempo, tiene esperanzas en que la situación mejore y los precios se equilibren. «Yo creo que peor no vamos a estar. Hemos quedado los profesionales y el producto que ofrecemos al mercado es el mejor que hay».
Precisamente, esto último es lo que, a juicio de este floricultor, necesita promocionarse. «Tenemos reconocida la marca de la flor de nuestra tierra como marca de calidad. Son flores frescas, recién cortadas, perfectas Esto hay que darlo a conocer, no solamente en Europa, sino en nuestro propio mercado. Es necesario que el consumidor conozca qué calidad va a comprar y que la flor andaluza le ofrece mejores olores, mejores colores y más frescura».