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A LA EXPECTATIVA. Emilio Corbacho confía en que la crisis no sea tan dura. / ÓSCAR CHAMORRO
EMILIO CORBACHO SECRETARIO GENERAL DE LAS ASOCIACIONES ANDALUZA Y GADITANA DE PROMOTORES

«Es muy fácil criticar ahora a la construcción cuando nos ha dado tanto»

El máximo responsable regional de los constructores critica a los oportunistas del sector y se pregunta si los bancos no se excedieron con algunos préstamos

ÁLEX MEDINA R.
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Crisis. El diccionario de la RAE da siete definiciones para la misma palabra. Si se quiere definir el momento que atraviesa la economía gaditana podían servir, aunque con sus matices, tres de esos significados. Uno habla de un «momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes»; otro, de «escasez, carestía»; y el tercero, de «situación dificultosa o complicada». Durante muchos meses, el secretario general de los promotores y constructores de Andalucía y de Cádiz, Emilio Corbacho, quiso evitar la palabra por completo. Ya no.

-¿Por qué no querían hablar de ello cuando parecía lógico?

-Durante mucho tiempo nos hemos negado, en efecto, pero no porque quisiéramos disimular una situación, sino porque en los inicios de este periodo parecía que se trataba sólo de una ralentización, de una cierta estabilización. Y esa posición venía acompañada de un periodo anterior de bonanza económica de muchos años, en especial, en la construcción y promoción. Por eso parecía más un periodo de encaje después de ese momento magnífico.

-¿Hasta qué punto esta situación responde a una burbuja anterior?

-En España se estaban haciendo muchas viviendas si nos comparábamos con otros países. Bien es cierto que se vendían. Y no se puede decir que un producto se vende artificialmente cuando el mercado lo absorbe. Es cierto que muchos acudían con un criterio inversor, pero eso tampoco debe ser criticable, porque cada uno es dueño de colocar su dinero en lo que crea que le va a dar más rentabilidad. Y también es cierto que gracias a esos inversores teníamos unas cotas de empleo realmente magníficas, con medio millón de empleados en el sector en Andalucía. Por lo tanto, ese periodo no debe ser objeto de una crítica fácil porque a toro pasado es muy fácil señalar los defectos.

-El problema es que esa creación de empleo ha derivado en que ahora haya 80.000 personas dependiendo del sector cuando hace 10 años eran apenas 25.000. ¿El sector podrá mantener a toda esa mano de obra?

-El aspecto social de la crisis es el que más preocupa, porque estamos constatando un aumento de desempleados en el sector muy importante. Además, como el contrato tipo es el de fin de obra, lo normal es que cuando termina una obra, surja otra. En cuanto esa cadena no se dé, puede haber un aumento importante del paro.

-¿Hasta qué punto la polarización del sector puede suponer una debilidad en un momento negativo?

-En Cádiz ha habido más de 700 empresas en un momento dado dedicadas a esto, con un 90% de ellas de no más de cinco trabajadores. Eso sí, hay que dejar claro que una empresa pequeña no tiene por qué ser una mala empresa. De hecho, tenemos empresas pequeñas y medianas magníficas. Los grandes tienen más fuerza, pero también dificultades paquidérmicas. Las pequeñas han aportado mucho al sector y muchas empresas grandes las han necesitado precisamente por su especialización. El mercado siempre tiene que posibilitar que se puedan mover todas.

-Pero también ha habido mucho oportunista...

-En la promoción el empresario debe ser solvente y serlo con una continuidad en su actividad empresarial. Los promotores ocasionales, en general, no son buenos promotores. El que entra y sale del mercado inmobiliario no no nos sirve porque no echa raíces en una actividad que las necesita. No podemos olvidar que la garantía de una promoción está muchas veces en las anteriores promociones entregadas.

-Hablando de garantías, ¿qué papel están jugando los bancos?

-Comprendemos que se exija más para conceder un préstamo. Sobre todo, porque todos sabemos de la amplitud con la que se han dado préstamos en los últimos años. No voy a decir que haya sido imprudentemente, pero sí hablaría de cierta alegría. Que en plena crisis esas garantías se dupliquen es normal, pero lo que nos preocupa es que ni siquiera se dé dinero al que presenta todos los avales.

-Llegados a este punto, ¿qué alcance puede tener la crisis actual?

-La promoción y construcción, al ser actividades de ciclo largo, tienen frenadas lentas y aceleraciones lentas. De hecho, todavía se está construyendo mucho de lo que estaba en inicio de construcción cuando empezó esta situación. Lo que pasa es que el promotor que está en un proyecto importante no lo puede parar, y si no se le pone solución al problema, lo que hará es no meterse en nuevas iniciativas. Lo que retrasa también salir de una situación de crisis, porque los frutos no se ven hasta mucho después de poner los remedios.

-¿Y cuáles son esos remedios?

-La Administración tiene que actuar, porque la construcción es un pilar de nuestra economía. Y puede hacerlo por dos caminos. Primero, con las inversiones, que supone mejorar infraestructuras, con lo que a corto, a medio y a largo plazo se potencia la economía. Y segundo, tenemos muchas esperanzas en el Plan Concertado de Vivienda y Suelo que estamos negociando con la Junta.

-¿En qué estado se encuentran las negociaciones?

Aunque todavía no hay nada decidido, hay situaciones que nos preocupan. Estamos seguros de que la Administración y los agentes sociales quieren que se llegue pronto a un acuerdo y que sea un buen plan. El problema es que la Junta tiene que poner el dinero, y aún no ha mostrado sus cartas en este sentido. Si quieres viviendas de calidad hay que pagarlas.

amedina@lavozdigital.es