El PSOE apuesta por PNV y BNG para lograr la investidura de Zapatero en primera vuelta
Los socialistas, que asumen que CiU se abstendrá y el PP se opondrá, negocian para evitar que su candidato sea investido con menos votos que en 2004
Actualizado:El PSOE ha centrado sus esfuerzos negociadores en los nacionalistas vascos y gallegos para asegurarse la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno en la primera votación. Los socialistas asumen que no podrán contar con el respaldo de CiU, que se abstendrá, si bien esperan contar con su colaboración a medida que avance la legislatura. El partido gubernamental también tanteará al resto de fuerzas minoritarias, pero con un interés distinto al que pondrá con PNV y BNG.
Reuniones personales aún no se han producido, pero conversaciones telefónicas sí, y no pocas, entre dirigentes del PSOE y de las dos fuerzas nacionalistas. Los socialistas atribuyen a estos contactos los últimos gestos conciliadores del líder del PNV, Urkullu, unos movimientos que califican de «interesantes» porque demuestran que, al menos, una parte del partido está interesado en abandonar la deriva soberanista que impulsa Juan José Ibarretxe.
En el PSOE creen que el PNV busca el acuerdo con la vista puesta en las próximas elecciones autonómicas porque tiene la convicción de que será imposible reeditar el tripartito que durante dos legislaturas ha sustentado al Ejecutivo de Vitoria, tanto por cuestiones de aritmética parlamentaria como de orientación política.
Fuentes socialistas apuntan incluso que el acercamiento del nacionalismo vasco es una forma de desactivar a Ibarretxe porque, con el argumento de la necesidad de pactar, se podrá archivar su hoja de ruta, y el archivo puede llevar aparejado que el lehendakari tire la toalla en todos los sentidos. Los socialistas dan por hecho el acuerdo con la segunda pata, los nacionalistas gallegos. No en vano ambas formaciones comparten la Xunta de Galicia, una alianza que el Bloque rentabilizó en términos electorales el 9-M. Además, las elecciones autonómicas en esa comunidad están a la vuelta de la esquina.
Los 169 diputados del PSOE más los seis diputados del PNV y los dos del Bloque Nacionalista Galego suman 177 escaños y garantizan a Rodríguez Zapatero la mayoría absoluta en la votación del 8 de abril. Con todo, hay dirigentes del partido gubernamental que creen insuficiente esta mayoría para la investidura porque, con ser absoluta está por debajo del respaldo que obtuvo el líder socialista hace cuatro años. En 2004, Rodríguez Zapatero fue investido presidente del Gobierno con 183 votos. Sería paradójico, afirman fuentes de este sector, que con unos resultados electorales mejores se cuente con un apoyo parlamentario menor.
El PSOE establecerá su estrategia negociadora en la reunión de su comisión ejecutiva del próximo lunes, que ratificará las preferencias por el PNV y el Bloque, y también resolverá qué hacer con el resto de fuerzas minoritarias. Son muchos los socialistas que se oponen a buscar el apoyo de los tres diputados de ERC porque recuerdan los problemas de la pasada legislatura y alertan del rumbo más radical que puede adoptar este partido tras su congreso de junio.
Más partidarios
Tiene más partidarios, en cambio, la opción de IU-Iniciativa: sus dos escaños no suponen una gran aportación numérica, pero son una contribución política cualitativa. El problema, afirman las fuentes consultadas, es que el grupo que encabeza Gaspar Llamazares puede pedir como contrapartida la formación de grupo parlamentario con ERC, alternativa que con el reglamento del Congreso en la mano es inviable ya que son dos fuerzas distintas que concurrieron con listas separadas y juntas no suman el 5% de los votos de todo el país, se quedan en 4,97%.
Se podría buscar otras fórmulas, pero la opinión mayoritaria en el PSOE es no facilitar la formación de otros grupos de izquierda para que se visualice con nitidez que la única fuerza de izquierda en la cámara es la que representa el PSOE. El escollo radica en que es muy posible que el acuerdo con el PNV incluya el préstamo de un senador para que los nacionalistas vascos, que tienen cuatro representantes en la cámara alta, puedan formar su grupo parlamentario. Sería difícil explicar por qué en un caso sí y en otro no.
El apoyo de Coalición Canaria no es una prioridad puesto que las relaciones quedaron muy deterioradas tras la decisión de los nacionalistas insulares de pactar con el PP para evitar que gobernara en las islas el socialista Juan Fernando López Aguilar pese a que el PSOE fue el partido más votado. Si vota a favor, bienvenido sea, pero no habrá contraprestaciones, dicen en el partido gubernamental.
Reclamar en el desierto
Con Nafarroa Bai se da una situación parecida: la coalición navarra salió escaldada con la negativa socialista a aliarse para desalojar del gobierno foral a UPN tras las pasadas autonómicas. El PSOE ni se plantea buscar la colaboración de la líder de Unión, Progreso y Democracia, Rosa Díez, para la investidura. Los socialistas creen que su ex compañera será una adversaria encarnizada a lo largo de la legislatura de la que no esperan nada.