Los constructores prevén que la crisis se alargará en Cádiz hasta otoño de 2009
El sector confía en que la aceleración de las obras de infraestructuras y las VPO compensen el frenazo El menor ritmo en la edificación de viviendas podría haber destruido unos 15.000 empleos en la provincia
Actualizado: GuardarLas penas son menos penas cuando duran poco. Bien sea por un convencimiento basado en datos y en la experiencia más cercana, bien sea por simple deseo, los constructores y promotores gaditanos ya le han puesto una posible fecha de caducidad a la actual crisis económica: otoño de 2009. Por lo menos, eso parece si se atiende al desarrollo actual de la situación y a su evolución más lógica, tanto internacional como localmente.
De cumplirse sus previsiones, el frenazo económico habrá durado como mínimo unos dos años, ya que las primeras consecuencias del estallido inmobiliario de agosto en Estados Unidos se dejaron notar a esta orilla del Atlántico en el último trimestre de 2007.
Fue entonces, a partir del mes de noviembre de fronteras gaditanas hacia dentro, cuando las cifras del paro en el sector de la construcción empezaron su hasta ahora imparable escalada (en febrero, según los datos del Servicio Andaluz de Empleo, había 18.500 demandantes de trabajo en este sector, frente a los 13.200 que había en el mismo mes del año anterior). Al mismo tiempo, el número de ocupados (en este caso, a partir de lo reflejado por la Encuesta de Población Activa del INE) cerró el año 2007 con 66.200 personas con un puesto de trabajo en el sector, casi 6.000 personas menos que en el anterior trimestre (habrá que ver lo que ocurre con la encuesta del inicio de 2008, que es cuando se ha enconado especialmente la situación).
Esto es el pasado más inmediato que se puede traducir en cifras. El presente es algo más complicado, ya que otros indicadores, como el inicio de nuevas construcciones, los ritmos de venta o los precios de la vivienda ahondan en la sensación de que el momento actual no es un simple bache, sino todo un camino lleno de piedras.
¿Y qué podría ayudar a quitar de delante alguna roca? Tanto el denominado G-14 (el grupo de las 14 inmobiliarias más importantes del país) como los constructores andaluces y gaditanos apuntan dos opciones que podrían bastar para mantener la maquinaria engrasada y sostener el sector en tanto en cuanto no regresan los buenos tiempos que, por otra parte, dejaron beneficios récord a las empresas desde 2002.
En primer lugar, el renovado Gobierno del PSOE en Madrid prepara una serie de medidas que atenúen el impacto de la crisis en la construcción. Entre ellas, destaca la aceleración de las obras públicas. Es decir, habrá orden directa de incrementar el ritmo en la ejecución de infraestructuras, más rapidez en los nuevos edificios, reformas de sedes... Cualquier cosa que genere actividad para el ladrillo tendrá la pegatina de prioritaria. De forma paralela, se están estudiando programas especiales de formación para los parados que genere el andamio durante los peores meses de la ralentización.
Del mismo modo, y en este caso exclusivamente en el terreno andaluz, Junta y agentes sociales perfilan durante estas semanas el Plan Concertado de Vivienda, derivado del Pacto de la Vivienda firmado en diciembre, y por el que se fijarán las necesidades de cada provincia en materia de nuevos edificios de protección oficial.
16.000 parados más
La principal pega de esta doble vía de escape es la misma para ambos casos: la solución es más a medio plazo que a corto.
De momento, las cifras directas del SAE y del INE hablan de entre 6.000 y 7.000 empleos que se han perdido en la construcción gaditana en los últimos meses. A estos hay que sumar todos los puestos que no se relacionan directamente con este sector (a la hora de ser contabilizados dentro del apartado de construcción), como son los de la industria auxiliar que se engloban en el epígrafe de servicios o la actividad inmobiliaria, también imputada al sector terciario en términos estadísticos.
Sin embargo, el G-14 ha establecido un baremo para medir el número de puestos que da o quita el ladrillo. De una forma concreta, en un reciente estudio cifró que cada casa de menos que se edifica supone la destrucción de 2,3 empleos, contando todos los posibles afectados, desde el albañil al fontanero, pasando por el encofrador, el vendedor o el pintor.
Con este parámetro, el resultado para Cádiz podría coincidir perfectamente con la realidad. Partiendo de datos del Ministerio de Fomento respecto a obras iniciadas, el año pasado se comenzaron 14.746 viviendas, hasta 6.837 inmuebles menos que en todo 2006 (el mejor ejercicio desde 2000). Todo esto, al aplicar la fórmula del G-14, da un desempleo en la provincia de 15.725 personas.
La única esperanza que dejan los datos de viviendas iniciadas es que 2006 registró 21.583 casas en las que se puso el primer ladrillo. Teniendo en cuenta que una casa tarda un par de años en terminarse, aún hay trabajo para sostener a bastantes personas durante varios meses más. No a todas, pero no habrá descalabro mientras se acerca el otoño de 2006.
amedina@lavozdigital.es