Hernández Guerrero indaga en los secretos del lenguaje mudo
El escritor cierra con el libro 'El arte de callar' su trilogía sobre la comunicación, que presenta hoy en la Diputación de Cádiz
Actualizado: GuardarSilencio como antídoto contra la verborrea inútil. José Antonio Hernández Guerrero (Cádiz, 1939), se sumerge de lleno en los entresijos del silencio, de la omisión, del espacio en blanco. Su último libro, El arte de callar (que presenta esta noche en Diputación a las 20.00), es un decálogo, plasmado en papel, de cómo aprender a suministrar el lenguaje mudo. Un manual de supervivencia para no perderse en el profundo mar de la no palabra.
«Callar es un arma extraordinariamente eficaz. Los mensajes más nítidos, incluso los más crueles, llegan muchas veces a través del silencio», afirma sin titubear el escritor y catedrático gaditano.
El flotador literario para surcar los océanos de la comunicación que propone Hernández comenzaba con El arte de hablar (2004) y El arte de escribir (2005), ambos editados por Ariel. Ahora, pluma en mano, este explorador de la palabra se sumerge en el espacio en blanco que se esconde entre las letras, y al que pocas veces se le presta la atención que merece, según el escritor. Y lo hace de la mano de otro de los lenguajes más eficaces del silencio: la ilustración, que acompaña cada página de este proyecto en papel. En él, Hernández defiende que el secreto de un buen diálogo hay que buscarlo en los entresijos de la pausa.
«El silencio es el punto de partida de cada palabra. De nuestra capacidad para administrar la pausa depende que seamos capaces de contar algo de forma eficaz». Y sin ese paso por este desierto sonoro no hay literatura, sino «verborrea», afirma este estratega del lenguaje mudo.
«La palabra que no surge de la experiencia del silencio es ruido. Sin este paso previo corremos el riesgo de escribir, o hablar, con palabras vacías».
Los juegos de tiza y encerado hacen el resto. Y así el trazo nervioso de la ilustración recorre cada recoveco de este libro, a golpe de brochazos sobre las páginas. Como, el lápiz de un niño que habla en la pizarra de papel de El arte de callar, que se presenta esta tarde en la Diputación de Cádiz «Vivimos inmersos en el ruido, especialmente el ruido de nuestro interior. Ese es el más peligroso, porque bloquea la sensibilidad».