Vuelta de Hoja | Una pregunta mal hecha
Desde que Barack Obama ganó holgadamente la primarias de Misisipi, el color político de los votantes se ha empezado a identificar con el color de sus epidermis. La coalición multirracial se impone, por puntos, a la ideológica y surge una pregunta mal formulada: «¿Si Obama fuera blanco, ¿hubiera llegado a donde está?» ¿Por qué nadie se pregunta si Hillary no fuera rubia, además de esposa de Clinton, hubiera alcanzado el puesto que ocupa?
Actualizado:Hay interrogantes que contienen implícita la respuesta. Se suele preguntar a los millonarios, en los raros casos en que conceden entrevistas, si el dinero hace la felicidad. ¿Por qué no se les pregunta a los pobres, que son más asequibles, si creen que la miseria proporciona la felicidad?
El machismo y el racismo están ensuciando la campaña, que ahora es la única que nos queda, mientras la nuestra está en el tinte. Ante la amenaza de su victoria, crecen las amenazas sobre la vida de Obama.
¿Es prematuro para que haya un negro en La Casa Blanca? Hay que tener en cuenta que Obama, como negro, deja mucho que desear. No sólo sería difícilmente aceptado desempeñando el papel de Baltasar en una Cabalgata de los Reyes Magos, sino que sería rechazado de plano como campeón de Nigeria en una velada en el Madison Square Garden. -A ese se le cargan- dice mi amigo Pepe Triano, con absoluta convicción.
La verdad es que Norteamérica está entrenada en eso de los magnicidios, desde Lincoln a Kennedy, y se han aumentado los servicios de seguridad en torno al candidato de color, aunque todavía no se sepa el colorido final que tomarán las elecciones.
Sería muy descarado eliminar al hombre de piel más o menos indecisa. La población sinceramente negra lo tomaría muy a mal.