El Portuense continúa su calvario en Mérida y se hunde en la clasificación

La cogió Ismael a falta de cinco minutos en el centro del campo. Esta solo y por delante cuatro zagueros del Racing. Se cosió el extremo romano el cuero a su bota izquierda, comenzó a regatear y evitar tarascadas, hasta que llegó al punto de penalti y batió magistralmente a Wilfred. Se había dejado por el camino a cinco contrincantes y cuatro entradas brutales, cerrando una inmensa victoria del Mérida, que comenzó algo dudosa.

Partido de patio de colegio el que ayer enfrentó a Mérida y Portuense. Primero porque ambos jugaron por diversión y no por dinero. Mas que nada porque a los andaluces le deben dos meses de sueldo y a los emeritenses tres. Y segundo porque hubo más barullo que fútbol. Tal y como sucedió el año pasado, aunque esta vez con Carlos Orúe en el banquillo, Racing Portuense y Mérida ofrecieron un verdadero tostón.

Los locales, a los que no les gusta llevarse bien con el balón, se acercaron al menos en dos ocasiones. Los portuenses, ni eso. Tuvieron el esférico pero demostraron que llevaban más peligro en las contras que avanzando, metro a metro, con la posesión del cuero.

En el primer tiempo hubo muy poco que resaltar. Fue tras la reanudación cuando comenzó el verdadero partido. El Mérida salió con más ánimo y presencia ofensiva y así llegó el gol de cabeza de Juan Carlos tras centro de Carlos Rubén. Carlos Orúe echó toda la leña en el asador. Cambió a un central por un interior y a un medio campista por un delantero, pero de nada le valió, porque en el minuto 73, Luciano sentenciaba el partido. Ismael cerró la goleada.