El Juli y el Fandi, a hombros
Ambos diestros firmaron notables faenas a toros de Jandilla, apurados con categoría, inteligencia y torería, gracias a los que abrieron la puerta grande
Actualizado:Primero fue un hermoso toro negro. Lustroso, acodado. Ritmo al tomar el capote acompasado de Rivera Ordóñez, pero una imprevista coz a un burladero. Una vara con claudicación. Después de la vara, enterró los pitones en volatín completo. Un charco de sangre. Se rehizo, pero vino pronto a abrir la boca. Por flojera. Fue toro con son, entregadito, dócil, bondadoso. Dos o tres cuajarones por morrillo y lomo. Rivera lo toreó en un palmo de terreno. Faena en un ladrillo. Breve, ajustada, sin que nada sobrara. Sin echar de menos nada. Descaro y aplomo de Rivera, muy seguro. Templado, cómodo. Al hilo del pitón, por la razón que fuera. Mimando más que provocando al toro. Un alarde: la suerte giratoria -un circular cambiado- y, en el remate, un desplante entre pitones. Una estocada buena. Dos descabellos. Algo fría la gente. La misma gente que en el sexto toro iba a tirar los muebles por la ventana.
Castaño, engatillado, seriecito, con cal de corral en los pechos, el segundo apoyaba sin buen asiento la mano izquierda. El Juli lo trajo y sacó de capa bien toreado por la derecha. Se rebotaba el toro. Quebrado de un puyazo, enterró los pitones. En banderillas reclamaron a El Juli. Cuatro años lleva sin poner banderillas El Juli, cuatro, pero aquí se las siguen exigiendo. La gente de sol se indispone y saca las uñas. En banderillas cambió el toro. Pasajeramente. La solución fue que, un punto asustado, vino a encogerse más y más. Hasta aplomarse y apagarse. Venido abajo.
Entre las manos
La cara entre las manos, a punto de recular. El Juli lo toreó con tiento, limpieza, cabeza y buen criterio. Le dio al toro tiempo para recuperar. Lo tocaba en corto, lo tapaba mucho, le aguantó los viajes rebotaditos. Tres tandas de cuatro y dos de remate en los medios. Sin castigar para que no se le rindiera el toro. Cuando lo vio rendido, se metió entre pitones y se adornó con péndulos salerosos. Y una espaldinas de recurso. Novedad en su repertorio. Las estrenó en Castellón hace quince días. Una estocada soberbia. Sin puntilla el toro, que a él le sirvió.
Con larga cambiada de rodillas en el tercio saludó El Fandi al tercero, que iba a ser en la muleta el único enrevesado de la corrida. Por puntear, o cabecear, o defenderse. No humillaba. Algo violento, poco o mal sangrado. Sobadísimo de capa por El Fandi en agitados lances de diversos colores y ligera textura. Traído y trajinado en tres pares de banderillas de repertorio: moviola, cuarteo al salto, violín y carrera con caricia en la testuz. La gente, loca. Diana floreada. Y ahí quedó la cosa. Faena sin armar, de tiempos muertos, muleta retrasada, algo de viento, ni castigo ni venganza. Se bajó el suflé. Metisaca en lo bajos, estocada corta y descabello. El cuarto iba a ser el toro de más calidad. Chorreado en verdugo, serio, pero un dije. Con son en el capote de recibo de Rivera, bravo en el caballo, muy alegre en banderillas. Rivera puso tres pares de buen garbo.
Juego de cintura
Fácil para encontrar terreno, llegar, sacar los brazos y salir de embroque con buen juego de cintura, porque, bravo, apretó el toro, que ya no dejó de ir ni querer. Estupendo estilo. Pulcro y marchoso Rivera en una faena llena de guiños -pases mirando al tendido- y salpicada de recursos. No sobrada de propósitos. De nuevo a gusto Francisco, pero sin pisar la raya roja. Excelente estocada. Petición suficiente de oreja. Se negó el palco.
Luego llegó no el toro de la corrida pero sí la faena de la tarde. Y de la feria. Con la firma, la autoridad, el sello, el temple y el sentido de El Juli. Un Juli ligeramente transformado: más empaque, un refinamiento formal. Un factor en contra: los injuriados por su negativa a poner banderillas, llegaron a pitar con fuerza.