43-40: «ISTA, ISTA, ISTA...
España es socialista», o al menos eso es lo que coreaban en la calle Ferraz de Madrid miles de orgásmicos ciudadanos tras conocerse el veredicto de las urnas. Pasados cuatro años de legitimidad deslegitimada, al PSOE de Zapatero le llega por fin la legitimidad legítima, y será ahora cuando pueda dar la verdadera medida de sus posibilidades; así pues, si el período 2004-2008 no ha sido más que el calentamiento previo antes de empezar a «trabajar» de verdad, que Dios nos coja confesados.
Actualizado: GuardarMuchos análisis sobre los resultados electorales concluyen que el mensaje de los votantes ha sido básico y claro: más España y menos nacionalismo, conclusión que es, por supuesto, errónea. No es que las hordas nacionalistas hayan cambiado y logrado superar su odio primitivo; no es que los radicales de todo pelaje hayan abrazado por fin la democracia (el hombre no cambia, salvo para empeorar), sino que todos ellos han entendido que nadie defenderá mejor sus intereses que el Partido Socialista y, consecuentemente, se han acogido al confortable y protector regazo de ZP, el mejor garante del cumplimiento de sus deseos. Por otra parte, los resultados han sido los justos para permitir que el PP diga que han sido un éxito, garantía casi segura de que pocos son los cambios que está dispuesto a introducir en sus esquemas; el PSOE, por supuesto, contentísimo al respecto. En lo positivo, hemos de destacar el aire fresco de UPD, el batacazo de los filoterroristas de ERC, y la mengua hacia la nada absoluta de los trasnochados rojos de IU; en lo negativo, decir que siguen quedando nacionalistas para agarrar a Zp, cada uno por un lado, de donde ustedes imaginan: el PNV (pese a su estrepitoso fracaso) y CIU. En cualquier caso, sea lo que sea lo que el Presidente quiera hacer en esta legislatura, lo tendrá más fácil que en la anterior. De momento, anuncia que gobernará con la mano tendida, pero con mano firme; esperemos que, para variar, la tendida sea para el PP, y la firme para los terroristas: 10.000.000 de españoles están deseando que se les levante el cordón sanitario.
Tras cuatro años de hechos, gestos y palabras impensables y contrarias a la razón y la estética, los españoles hemos decidido que queremos seguir siendo representados por gente ridícula como Moratinos, fanática como Bermejo, soberbia como Álvarez, mentirosa como Soria y, al frente de todos ellos, Zapatero con su ceja, su talante y su guerra civil por ganar. No hacía falta, por tanto, que enviásemos a Chiquilicuatre al festival de Eurovisión para demostrar al mundo el país de frikis en el que, a pasos agigantados, nos estamos convirtiendo.