Los gallos se citan en jerez
Ha sido irrumpir Jorge Lorenzo de manera impetuosa en Moto GP y ver como Dani Pedrosa -que había puesto en serio peligro el inicio de la temporada con su enésima e inoportuna caída- se ha puesto las pilas. Los que van perdiendo pelo recordarán cómo se las gastaban Sito Pons y Joan Garriga en la década de los 90 y cómo España quedó dividida en dos, dependiendo del grado de admiración que despertaran uno u otro entre la afición. Un condicionante maquiavélico añade picante al asunto y es que Jorge y Dani no se pueden ver; se tragan menos que Cañizares y Palop; y sus respectivos mecenas -Amatriain y Puig- no hacen otra cosa que añadir tabasco a un plato que promete cocinarse a fuego muy lento, pero que terminará quemándose en las manos de alguno de nuestros cuatro protagonistas. Que Stoner siga con el chip de 2007 puesto y que hasta Dovizioso se le suba a las barbas a Rossi son cuestiones de bastante calibre, pero que de los Pirineos a La Línea pasaron hace una semana a un segundo plano. La perla de Honda y la nueva joya de Yamaha son, desde luego, dos mundos diametralmente opuestos.
Actualizado:El chico con cara de estar estreñido las 24 horas del día es un pedazo de piloto, pero da la sensación de que a veces necesita que le toquen sus partes para espabilar y por eso debería -incluso- agradecer la presencia del niño del chupa chups en la categoría reina. También sería conveniente que alguien le recomendara al último campeón de 250 que para hacer el payaso sin caer en el ridículo (el numerito de Lorenzo's land) ya tenemos a Valentino, un rey -tanto dentro como fuera del asfalto- que no admite punto alguno de comparación.
La educación ya es un don que cada uno lleva en mayor o menor medida dentro del cuerpo y que Pedrosa no tuviera el detalle de felicitar a Lorenzo por el carrerón de Qatar demuestra que en esta materia anda muy cortito o que Alberto Puig ha hecho bastante bien su trabajo.