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«Quiero que mi gestión se caracterice por la transparencia»
Rocío Domínguez revalidó su cargo como decana de la Facultad de Derecho en las elecciones de la semana pasada Dentro de cuatro años, le gustaría comprobar que «este campus se ha convertido verdaderamente en un campus»
Actualizado: GuardarRocío Domínguez asegura que cuando toma una decisión no mira atrás ni se la vuelve a plantear. No hace falta siquiera que lo diga porque lo expresa con la seguridad de sus palabras. Tras cuatro años como decana de la Facultad de Derecho, al frente de más de ochocientos alumnos y un importante equipo docente, no quiso dejar las cosas a medias -la adaptación de las titulaciones al Espacio Europeo de Educación Superior- y se volvió a presentar a las elecciones. No ha tenido que sacar sus cosas del despacho del Decanato y agotará su renovado mandato.
-La primera pregunta es evidente. ¿Cuál es la meta de este nuevo periodo?
-La meta primordial de este mandato es qué vamos a poner en marcha dentro de la Facultad de Derecho para el curso 2009/10. Tenemos que hacer planes de estudio nuevos que se atengan a los nuevos grados. Desde la Junta de Facultad hemos propuesto cuatro grados a la UCA. Esos cuatro grados son los nuestros tradicionales de Derecho, Derecho y Gestión de Negocios, Grado en Criminología y hemos propuesto un título nuevo, que es Grado en Gestión Política y en Administración. El contenido de este título no es la antigua Gestión y Administración Pública. La idea que late detrás de la propuesta es establecer un grado que dé salida a lo que son políticos profesionales, que ya hay muchos aunque no nos guste. Hay tantas administraciones y tantos órganos de poder que se nos ha venido encima. Es muy novedoso pero hay un ejemplo: al Príncipe Felipe le diseñaron unos estudios universitarios que no eran ningún título concreto sino que tenían parte de Economía, de Sociología, de Derecho... lo que son las disciplinas en su aspecto macro, que es lo que un político tiene que conocer. No solamente los políticos, sino los altos grados de la Administración diseñan estrategas de acción política sobre género, inmigración...
-Y después del grado, el alumno podrá optar por un posgrado.
-Creo que solamente con un grado se va a poder trabajar poco y el alumno va a tener que cursar los posgrados. Yo, personalmente, considero que se ha visto que el mercado del posgrado era buenísimo, que es un negocio y la Universidad no estaba participando de él. La Universidad se ha puesto las pilas y ha dicho que también quiere comer en esta mesa.
-¿Cómo ha sentado la victoria?
-En Navidad no pensaba presentarme, y ahora resulta que voy a ser la decana que ha estado en el cargo más tiempo seguido. Yo sentía que ya había cumplido aunque este reto del proceso de Bolonia me ilusionaba. Quería participar en él, porque creo que tiene cierto viso de permanencia. Yo no soy cobarde, y cuando decido una cosa la afronto, pa' lante con los faroles. No soy de las que le da vueltas a las cosas, sino que voy resolviendo los problemas que van surgiendo de la decisión tomada pero no me cuestiono por qué hice y por qué no hice. Me presenté con el mismo equipo y me alegré de que al final se haya presentado otra persona y el proceso haya sido reñido, por primera vez en esta Facultad. También digo que si no hubiera salido elegida, yo tan tranquilita, me dedicaría a mis menesteres más individuales y ya está.
-¿Qué es lo que más le gusta de ser decana?
-Lo que más me gusta es la atención al alumno. Vienen con un problema, los atiendes y se van, aunque no se les haya resuelto el problema del todo, viéndolo de otra manera y más tranquilos. Aquí he tenido llantos y padres que me han venido con problemas de los hijos y a todos hay que templarlos. Es como con el toreo: citar, templar y mediar -ríe-. Ésa es una tarea que me gusta. También me gusta sacar la Universidad fuera del campus, hacer que la gente sepa cómo funciona, atraer a los padres para que conozcan donde estudian sus hijos. En Jerez la Universidad es muy desconocida, la gente no se acerca. Ahora, gracias al campus, se está perdiendo el miedo. Está pasando como con la justicia. Antes era la sacrosanta justicia y cuando se fue abriendo la mano y la gente vio que si ponía una denuncia no pasaba nada, y han saturado la justicia. Esto es lo mismo, hemos abierto el campus y a lo mejor llega un momento en que la Universidad se satura. Es el riesgo que se corre, pero es bonito.
-¿Cómo es la rutina de una decana?
-Depende. Cuando llego atiendo lo más urgente y luego me ocupo de mis clases y mis cosas. Hay periodos con más trabajo, como las navidades o el final del curso.
Si por algo quiero que se caracterice mi gestión es por la transparencia. Las cosas del centro le interesan a todos los del centro. No es que yo quiera hacer cosas y que los demás no se enteren, que me parece una estupidez, sino que quiero que cuanta más gente participe, mejor. Primero, porque cuatro ojos ven más que dos y aquí, como cada uno se dedica a su parcela, no tiene el conjunto en su cabeza y necesita de la opinión de los demás.
-Al margen del proceso de Bolonia, ¿qué le gustaría ver cambiado o mejorado dentro de cuatro años?
-Aquí ya hemos cambiado mucho, aunque sí hay una cosa, y es que el campus sea verdaderamente un campus, que haya una unidad. El otro centro sigue manteniendo su identidad y nosotros, la nuestra, y creo que eso, aunque algo se ha andado, todavía está ahí. También nos puede venir impuesto porque no sé si acabaremos siendo el Campus de Ciencias Sociales y Jurídicas. Yo me llevo muy bien con la otra decana, Paloma López, y colaboramos cada vez que podemos.
Más mujeres
-Dos facultades en Jerez y dos decanas. ¿Se nota la presencia de la mujer en los altos cargos?
-Sí, se nota. Uno de los indicadores que la Junta de Andalucía estableció para evaluar a los centros es el tema del género en los cargos académicos. Suena a risa pero es una manera de potenciarlo. De hecho, en la Facultad de Ciencias del Trabajo ha salido una nueva decana, Francisca Fuentes, con un equipo compuesto sólo por mujeres. Creo que antes había ciertas reticencias, sobre todo, porque el principal hándicap que tenía para las mujeres es que el cargo absorbe mucho. Tenemos otra forma de trabajar. Los hombres tienen una reunión y se eternizan. Creo que las mujeres son más resolutivas, vamos más al grano porque tenemos otras muchas cosas que hacer fuera. Si lográramos llevar a nuestra forma cómo se gestiona, habría más mujeres porque lo verían más asequible.
-En estas últimas elecciones destaca la inusual participación de los alumnos. ¿Qué hay que hacer para que se impliquen más en la vida universitaria?
-Para mí es un misterio, porque mira que yo les meto espuelas. Cuando hay elecciones para órganos en los que ellos tienen representación les animo y cuando no se ha presentado nadie, señalo a uno y le digo tú, ve que todavía está abierto el plazo y preséntate. Por ejemplo, debe haber un delegado de Facultad y no lo hay. Se pasó el plazo. Bueno, delegados de curso tampoco suele haber, aunque siempre hay alguno que lo ejerce de hecho aunque no de derecho.