La Gran Muralla China
Intentar acceder estos días al centro de la ciudad en coche es misión imposible. La llegada de la Semana Santa es lo que tiene, y más cuando durante un mes los operarios del Ayuntamiento se han dejado la piel colocando los benditos palcos, que más que eso parecen la Gran Muralla China. Además de impedir la circulación del tráfico en calles concretas y dificultarnos enormemente la vida a quienes no tenemos más remedio que ir al centro en coche todos los días debido a nuestros trabajos, este invento sacadinerito de la Unión de Hermandades está haciendo cada año que la Semana Santa de Jerez sea más sevillana. Es curioso, a pesar de que hay zonas donde los palcos dificultan notablemente la visibilidad a quienes no pueden pagar este capricho (durante la carrera oficial, claro), este año no he escuchado muchas críticas en relación a este asunto, y no será porque el Consistorio haya cambiado en algo las cosas.
Actualizado: GuardarCuando veo las calles con esas extrañas infraestructuras de quita y pon no puedo evitar recordar otra época en la que los niños podían ver a las cofradías desfilar dentro de la carrera oficial, con tambor en mano o trompeta, sin necesidad de que sus padres los cogieran en brazos. Eran otros años en los que la Semana Santa era para todos, independientemente de la nómina de cada uno. La espontaneidad de una saeta o los más pequeños intentando coger cera de las grandes velas de los penitentes eran parte de la tradición. Ahora no hay nada de eso y la culpa la tienen esos horrorosos palcos (porque miran que son feos). Miedo me da que estas ideas se trasladen a la Feria y de pronto alguien diga que las casetas deben restringir la entrada a los ciudadanos y dejemos de tener la mejor Fiesta del mundo por culpa de los intereses de unos cuantos.