DOLOR. Pepe se marcha cabizbajo al finalizar el partido. / EFE
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Vuelve a caer el Madrid, que se empeña en regalar la Liga en Riazor

Un gol en propia puerta de Pepe da la victoria al Deportivo de la Coruña El conjunto blanco realizó un pésimo encuentro y apenas tiró a puerta

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El Real Madrid parece estar empeñado en regalar la Liga al Barça, y a Schuster y a sus jugadores no les puede servir de excusa la maldición de Riazor. Sin actitud, sin fútbol, lo que es habitual a lo largo de la temporada, y sin lanzar a portería, el Madrid volvió a ofrecer una pésima imagen y sufrió otra dolorosa derrota ante el Deportivo, que se llevó los tres puntos sin apenas crear peligro. El título todavía está en manos del Madrid, pero su ventaja frente a los azulgrana quedará reducida a cinco puntos si el Barça no falla en Almería. La situación es muy preocupante para este Madrid que se tambalea, que desde principios de año ha sufrido ocho derrotas en dieciséis partidos y que se arrastra por los terrenos de juego. En el que quizás fuese su partido más lamentable del curso, y ya es difícil, porque el Madrid ha tenido demasiados encuentros para olvidar en todas las competiciones, fue un gol en propia puerta de Pepe el que dio la victoria al discreto Deportivo, que fue el menos malo.

En una de las peores primeras partes que se recuerdan, lenta y aburrida hasta la desesperación, ambos equipos se conformaron con el empate sin goles y los blancos, que no juegan a nada y tampoco parece que les preocupe, acabaron pagándolo. El Madrid, caminando, tocando en horizontal, sin ninguna profundidad, y sin carácter, fue incapaz de crear peligro ante la ordenada defensa del Deportivo, que ha mejorado con cinco atrás y no pasó ningún apuro ante el líder. Sin Robinho, cuya alineación ya dejó en el aire el día anterior Schuster por sus molestias en el abdomen, el alemán sacó primera vez en el once a Soldado, el mismo jugador en el que nunca ha confiado y al que recurrió para que salvase ante la Roma en los últimos minutos una eliminatoria que estaba perdida. Sin embargo, al delantero valenciano no le llegó apenas un balón y el alemán le sustituyó por Higuaín cuando al Madrid ya no le quedaba otra que atacar, aunque ni siquiera así reaccionó.

El Madrid no puso a prueba a Aouate ni una sola vez en un encuentro horrendo en el que los blancos ejercieron un dominio insulso. El Deportivo se encontraba muy a gusto así, aguantando, y de vez en cuando se despertaba con los intentos de desborde de Lafita ante Torres. No estuvo mucho mejor en ataque antes del descanso el Deportivo, que sólo tiró en una ocasión a portería, con un remate de media distancia de Wilhelmsson que atrapó Casillas, aunque iba fuera. Era sin embargo el Madrid el que debía arriesgar más, pero no lo hizo, satisfecho con un punto, con la amenaza constante de que una contra le pusiese en desventaja y le obligase a reaccionar, con Guti y Sneijder pésimos, tan escasos recursos ofensivos y sin ninguna capacidad de sorpresa.

Gol sin peligro

No fue necesario que el Depor crease peligro para adelantarse. Le bastó con una internada de Lafita, que volvió a jugársela a Torres, para poner un centro en el área que acabó con Pepe enviando el balón a la red de Casillas. Una acción de mala suerte para el central brasileño, aunque merecida para el Madrid, que estuvo jugando con fuego durante casi una hora frente al Deportivo, que en la recta final pudo sentenciar si hubiese tenido más puntería ante Casillas. Su primer lanzamiento a puerta, atrapado por Casillas, llegó en el minuto 85, cuando el choque ya estaba roto.

Siguió durante un largo tiempo en su línea el Madrid, que sólo se encendió un poco cuando salieron Robinho, Higuaín y, más tarde Baptista, para quemar todos los recursos de ataque que quedaban en el limitado banquillo visitante. Con tanto afán ofensivo, aunque irreal, Schuster llegó a colocar a Diarra como lateral izquierdo en lugar de Heinze, pero los blancos, sin organización, incapaces de crear una jugada no previsible, no mejoraron. Al menos, Sneijder se atrevió a disparar, fuera, en el minuto 80. Las prisas le entraron al Madrid demasiado tarde, y el Depor no cometió ningún error atrás.