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«Lo que sale es sólo chatarra»
Medio centenar de trabajadores de Delphi custodia la factoría desde hace un año y únicamente permiten la salida de la planta del material inservible
Actualizado: GuardarEl verano de 1982 no fue un verano cualquiera para la Bahía. Puerto Real despertaba y aparecía entonces en los mapas como el epicentro de un terremoto en favor del empleo. Todavía hoy muchos recuerdan aquella fecha como una vieja estampa de la prosperidad industrial.
Mientras el Naranjito daba patadas a un balón y los españoles hacían sus quinielas sobre quién jugaría la final de Mundial de fútbol, los americanos de la General Motors levantaban en Puerto Real uno de los mayores centros europeos de producción de componentes para coches. Más de mil puestos de trabajo y un futuro prometedor para miles de familias gaditanas. En julio de aquel verano de 1982, José Castillo entró a trabajar en el gigante de la automoción y hoy, sin embargo, custodia sus cenizas en la puerta de la planta. Delphi es un cadáver en mitad de la Bahía. «Aquí se ha trabajado a destajo en tres turnos durante muchos años y fíjese ahora, sólo queda chatarra».
Castillo es uno de los 47 trabajadores que fueron elegidos hace ahora un año por la dirección de la empresa para velar por el cumplimiento del proceso concursal dentro de la factorías. Su misión es la de controlar que no salga maquinaria de la planta, mantener las instalaciones y limpiar de chatarra la planta.
Es uno de los veteranos de Delphi y durante sus 26 años ajustando las piezas de los amortiguadores en la planta 40 reconoce que «la fábrica no merecía este final». Los trabajadores le vieron las orejas al lobo hace unos tres años. Entonces llegaban a la planta los nuevos proyectos, se desarrollaban con alta tecnología y al poco tiempo se implantaban en otro sitio, «no había continuidad de la producción». Es lo que se ha venido a llamar una deslocalización encubierta.
José Castillo dice que desde el pasado agosto, fecha en la que el Juzgado de lo Mercantil de Cádiz, tomó las riendas de la liquidación de la planta de Puerto Real, han ido saliendo de la factoría cientos de toneladas de material inservible. Los últimos camiones han cargado hasta 23.000 kilos de acero y contenedores en desuso.
Este material lo compra una chatarrería de Sevilla y el dinero que se recibe de la venta va a parar directamente al proceso concursal para el pago a proveedores. Castillo señala que la salida de todo el material inservible está controlada por el Juzgado de lo Mercantil. Los trabajadores insisten en que la maquinaria de las plantas se mantiene intacta «esa no se toca y de aquí no sale nada».
A la espera del traspaso
Los activos de la empresa se han quedado en depósito y se espera ahora el traspaso a la Junta, que será la encargada de gestionar cómo se utilizan para generar nuevos empleos. Los trabajadores que custodian la fábrica creen que los trabajos de limpieza de chatarra acabarán antes del próximo verano.
Andrés Morales entró en Delphi en 1989 y hoy es otro de los 47 trabajadores que velan por el mantenimiento de las instalaciones. «Resulta difícil venir cada mañana a una planta que ya no tiene vida».
Sin futuro se ha quedado Juan Antonio Alonso, uno de los 217 eventuales de Delphi que se ha ido a la calle sin un euro. No ha percibido indemnización alguna y tampoco tiene derecho al desempleo. Su condición de eventual no le ha permitido entrar en el paquete de mejoras sociales y laborales que ha tenido la plantilla de Delphi. A sus 52 años sobrevive con 400 euros al mes y «gracias a que mi mujer trabaja». Antonio vive en El Puerto y de vez en cuando se acerca a la verja de la fábrica a charlar con algunos compañeros. Su futuro laboral es hoy muy negro.
jrodriguez@lavozdigital.es