La travesía andalucista
El PA celebrará un congreso en junio para redefinir su futuro tras el revés electoral que ha convertido a la histórica fuerza política en extraparlamentaria
Actualizado: GuardarUNAsemana casi han tardado los andalucistas en asumir como «pésimos» los resultados electorales de las elecciones autonómicas y generales celebradas el pasado domingo. Para la joven dirección andalucista, capitaneada por el ex alcalde de Écija, Julián Álvarez, el revés ha sido difícil de digerir pese a que los resultados del día 9 no hicieron más que cumplir los pronósticos de casi todas las encuestas realizadas con motivo de las elecciones y que ya se barruntaban tras los comicios municipales. Aún así cabía la esperanza de que al menos se conservaría alguno de los cinco escaños del Parlamento. No fue así y los peores augurios se han cumplido. La nueva fórmula electoral, Coalición Andalucista, ha fracasado al convertir a la histórica fuerza política andaluza en una formación extraparlamentaria por primera vez en su historia.
La pregunta obvia es ¿cómo un partido que apenas hace cinco años gobernaba en Andalucía -merced al pacto con los socialsistas- y cuyo protagonismo en la reciente historia de esta Comunidad es incuestionable parece abocado ahora a desaparecer? La respuesta es compleja, tanto como la propia historia de esta formación que arranca en los ambientes estudiantiles antifranquistas de los sesenta y que incluso llegó a contar con cinco diputados en el Congreso y con dos en el Parlamento catalán.
Aquellos jóvenes Alejandro Rojas-Marcos, Luis Uruñuela, Diego Santos, Miguel Ángel Arredonda y José Aumente, entre otros, entonaron el «Ideario andaluz» de Blas Infante y pergeñaron un partido de corte nacionalista andaluz que pudiera parangonearse con los que resurgían en el País Vasco y Cataluña. Con un perfil político de centro izquierda- se presentaron a las primeras elecciones con el nombre de Partido Socialista Andaluz (PSA)- y reivindicativo de la autonomía, los andalucistas echaron a andar en la ilusionada travesía política de la transición, pero ya entonces el camino estuvo plagado de tropiezos.
Tres escaños
Tal es así que pese al gran protagonismo que dirigentes como Rojas Marcos y Uruñuela -primer alcalde democrático de Sevilla- tuvieron en aquellos primeros años de la democracia y al papel destacado en las movilizaciones por la autonomía de los andalucistas, estos sólo lograran tres diputados en el primer Parlamento andaluz elegido en 1982. Tres años antes habían obtenido cinco escaños en el Congreso de los Diputados, entre ellos el del mismo Rojas Marcos y el del malagueño Miguel Ángel Arredonda.
Las negociaciones para dar una salida a la autonomía andaluza y que desembocaron en el referéndum del 28-F dejó malparado a aquel PSA. En aquellos años convulsos había además pugnas en los liderazgos. Otros dos jóvenes sevillanos, Felipe González y Alfonso Guerra, escalaban protagonismo en Madrid. Lo cierto es que los socialistas andaluces fueron los que mejor rentabilizaron electoralmente la autonomía andaluza. Ganaron las elecciones y gobiernan desde entonces haciendo suyos muchos de los postulados que defendieron los andalucistas.
Algunos analistas han querido observar que hoy, como entonces, los andalucistas no han acertado con su papel solitario en la reforma del Estatuto andaluz. Su voto en contra del nuevo Estatuto por considerarlo poco ambicioso en términos autonomistas, no ha obtenido los resultados que esperaban los actuales líderes andaluces.El primer aldabonazo fue en las municipales de 2007, donde los andalucistas perdieron alcaldías, concejalías y su presencia en ayuntamientos como el de Sevilla, donde gobernaron en dos ocasiones. Además de Uruñuela, Rojas Marcos también fue alcalde coincidiendo además con los fastos del 92. Para entonces, otro histórico, Pedro Pacheco, ya hacía cuatro años que había perdido la Alcaldía de Jerez, emblemática en los mejores años andalucistas, la década de los noventa, en la que llegaron a tener diez diputados en el Parlamento andaluz, lograron un escaño en el Europeo, volvieron a Madrid, y gobernaron ocho años en Andalucía con los socialistas.
Contínuas peleas
Pero no hay que olvidar en esta travesía andalucista lo que ha sido una constante ante la opinión pública: las contínuas peleas, broncas y separaciones de sus líderes. Especialmente polémicas han sido las relaciones entre Pedro Pacheco, Alejandro Rojas Marcos y Antonio Ortega incluso en esos años de bonanza andalucista. Pacheco fue expulsado dos veces de la formación que desde 1986 es Partido Andalucista. Tras la primera reconciliación fue candidato a la Junta de Andalucía en el año 2000.
Para estas elecciones, el equipo de Julián Álvarez, ajeno por completo a aquella generación de andalucistas históricos aunque su padre fuera uno de ellos, ha intentado una nueva reconciliación del andalucismo. Algunos analistas han observado como poco acertado desistir de las siglas Partido Andalucista, ya bastante conocidas, para emprender un proyecto con poco tiempo para ser comprendido y aceptado, como ha sido Coalición Andalucista.
El futuro andalucista se dirimirá en un congreso en junio, acordado ayer en Antequera por el comité nacional del PA. Entonces deberán analizar el «momento tan grave» que viven, como admite el escueto comunicado emitido ayer. A partir de entonces los andalucistas tendrán que dirimir su futuro y qué hacer para no desaparecer y si seguir con CA.