Para darse lujos prohibitivos aquí
Quienes se acerquen a Tailandia, como a casi cualquier país asiático, se podrán dar homenajes prohibitivos en España. Las monedas locales generalmente fluctúan con el dólar, y ahora viajar por Asia cuesta lo mismo que hace tres lustros, cuando éste cotizaba a 95 pesetas. A ver cuánto dura.
Actualizado:Parece que las sonrisas entre los extranjeros europeos se multiplican en las calles de Bangkok, capital de Tailandia, y en las paradisíacas playas del principal destino turístico del sudeste asiático. El euro roza los 50 bahts, un nivel que no hubiese alcanzado ni tras la crisis de 1997. No hay que esperar a la happy hour para tomarse una cerveza en el chiringuito playero, porque a 80 bahts, euro y medio, la nacional Singha sabe mejor. En 2001, por ejemplo, la misma botella hubiese costado casi 400 pesetas.
Nada mejor para pasar un día redondo en Bangkok que dejarse llevar por los tremendos desayunos que se ofrecen en los innumerables restaurantes de la calle Khaosan. Huevos fritos, bacon, tostadas, zumo y café por sólo dos euros. Para llegar al Palacio Real, el símbolo de Bangkok por excelencia, no hay más que caminar quince minutos y abonar los 5 euros de la entrada. Tras la visita, un menú thai en el Hemlock, junto al río, por otros 5 euros, y una visita al templo de Arun para acompañar el atardecer. Para la cena es recomendable rascarse el bolsillo y pagar 20 euros en el Blue Elephant. Y el día no puede acabar sin una cerveza en cualquiera de los pubs de Patpong, el distrito rojo de la ciudad.
A pesar de lo económico que resulta en general Tailandia, los artículos importados se las ingenian para mantener los precios al cambio. Unos Levis 501 cuestan 2.990 baht en Paragon (60 euros). Originales, claro, porque la copia se puede encontrar por poco más de la décima parte si procede de China, y por 12 euros si es producto nacional que, por lo visto, tiene mayor calidad.
Por todo ello, la industria del turismo se frota las manos. Después del SARS, el tsunami y el golpe de estado, la fortaleza del euro ya se nota. Más que en el número de visitantes en el tipo de habitaciones que escogen y en lo que gastan. Sin embargo, según el vicedirector del Banthai Beach Resort de Phuket, los españoles suman sólo un pequeño porcentaje del total de europeos. «Esperamos que su número aumente este año en verano, y quizá en Semana Santa gracias al euro y a la estabilidad política».