Elecciones, pero menos
La elección del nuevo majlis (parlamento) de la República Islámica de Irán no pasará a la historia como un ejemplo de democracia, pero no es inútil del todo en términos de política interna y puede funcionar, al menos, como exutorio a través del cual se expresen y cicatricen las corrientes del régimen.
Actualizado:Nadie fuera de los parámetros de tal régimen, creado por el ayatollah Jomeini y perfeccionado técnicamente después, puede tener una participación explícita en Irán. La herramienta central es que el así llamado Consejo de Vigilantes tiene el poder constitucional de examinar la candidatura de cualquier ciudadano y vetarla sin más si la juzga poco comprometido con el sistema y sus valores. Alrededor de 1.700 candidaturas aperturistas fueron inicialmente vetadas en primera instancia y aunque, a instancias del Guía, ayatollah Jamenei, bastantes fueron reconsideradas, se cree que los genuinos reformistas no tienen un representante digno de ese nombre ni en la mitad de las circunscripciones. Hay 290 escaños en juego y 4.775 aspirantes en liza.Pese a estas limitaciones, las dos personalidades clave de la oposición constructiva han hecho fuertes llamamientos a la participación como un modo de expresar, pese a todo, una lealtad de base al sistema y de introducir, por lo común en coaliciones diversas, candidaturas potables con las que continuar la oposición en el parlamento y a la espera de las presidenciales del año próximo.
Sólo bajo esos modestos parámetros, y sin conocer el grado de participación se puede otorgar interés a la jornada. En la práctica se trata de saber si el llamado Frente Unido (coalición de oficialistas diversos pero con pareceres dispares aunque desde principios compartidos de lealtad al régimen) puede ser visto eventualmente como una disensión suficiente.
Algunos medios creen que si tal cosa ocurre será beneficiario de la operación el alcalde de Teherán, Mohammad Baqr Qalifab, popular y reformista por libre, que podría ser un candidato contra Ahmadineyad el año próximo con permiso de Rafsanyani, incombustible y que perdió por sorpresa las presidenciales hace tres años.