SERIA. Merkel gesticula con las manos durante una conferencia de prensa en la cumbre de la UE , finalizada ayer en Bruselas. / REUTERS
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La UE se atasca en la negociación de un IVA verde y la reducción de emisiones

España media entre Alemania y Francia para pactar un acuerdo sobre los niveles de contaminación de los coches Londres pide bajar los impuestos a los productos ecológicos

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La Unión Europea cerrará sus acuerdos sobre el reparto de la carga en la lucha contra el cambio climático antes de que concluya 2008, según convinieron ayer los líderes comunitarios reunidos en el Consejo Europeo. Dichos acuerdos comprenderán necesariamente, en este caso antes de junio, una decisión sobre la propuesta formulada por la Comisión para la liberalización de los mercados energéticos, mediante la separación de las redes de generación y distribución de los grandes grupos del sector.

La propuesta, en su última redacción, contempla tanto la separación patrimonial de dichos activos como la de la gestión. En este último caso, la propiedad continuaría conferida a sus actuales titulares, que cederían su explotación a otros operadores en condiciones preestablecidas. España, según fuentes gubernamentales, apuesta por la separación patrimonial definitiva. Para lograrla plenamente hacen falta unos tres años, y su consecución constituirá un objetivo prioritario del nuevo Gobierno.

La articulación de los acuerdos europeos sobre el posKioto (de 2012 en adelante) tropieza con serias dificultades, debido a la preocupación de varios socios comunitarios de que las exigencias derivadas no terminen condicionando excesivamente sus intereses industriales. Por esta razón, las conclusiones de la cumbre insisten en la necesidad de un «equilibrio global en el conjunto del paquete legislativo y que los trabajos estén basados en los principios de transparencia, eficacia y rentabilidad económica, y equidad y solidaridad en el reparto del esfuerzo entre los Estados miembros».

En la búsqueda de ese equilibrio España está desempeñando un papel significativo, pues actúa de mediador entre Alemania y Francia para la búsqueda de un compromiso sobre las emisiones contaminantes de los vehículos. Berlín se opone a que las berlinas de sus fabricantes estrella -BMW, Mercedes o los deportivos de Porsche- se vean penalizadas con respecto a los modelos de menor cilindrada.

El acuerdo sobre el posKioto no va a ser fácil de conseguir. Esta cumbre ha evidenciado posiciones e intereses demasiado alejados aún. Reino Unido y Francia, por ejemplo, han insistido estos últimos dos días en una idea que ya plantearon el año pasado: establecer una tributación reducida para productos ecológicos, un IVA verde, al que se oponen una mayoría de países. La Comisión fue mandatada por el Consejo para que reflexione sobre la fiscalidad de esos productos limpios.

José Manuel Durao Barroso, el presidente de la Comisión, estimaba posible un acuerdo político sobre todo el paquete legislativo este año, y el presidente del Consejo, el esloveno Janez Jansa, hablaba de la necesidad de que la UE lidere los esfuerzos de la humanidad en la lucha contra el cambio climático.

Próxima cumbre

La cumbre avaló la iniciativa franco-alemana sobre una Unión para el Mediterráneo, cuyo enunciado oficial preserva la denominación de Proceso de Barcelona, que España reclamó. Las instituciones europeas prepararán la cumbre que el próximo mes de julio tendrá lugar en París entre los socios comunitarios y los de la ribera sur del Mediterráneo. Nicolas Sarkozy cree poder movilizar 14.000 millones de euros procedentes del sector privado para relanzar el proceso, que se encuentra parcialmente adormecido.

Finalmente, la cumbre mostró su inquietud por la inestabilidad de los mercados cambiarios, que es «indeseable para el crecimiento económico», y abundó en la necesidad de proseguir con las reformas económicas y sociales previstas en la Agenda de Lisboa para la modernización de la economía.