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Investigan el robo de cables de cobre que iban a ser utilizados para torres eólicas en Medina

La Guardia Civil investiga el robo perpetrado en una finca de Medina de la que llegaron a sustraer decenas de metros de cable de cobre que aún no habían sido instalados en las torres eólicas que hay en ese terreno. Se trata de una parcela situada concretamente en el Camino de Los Ameriques y Las Monjas, confirmaron fuentes de la Guardia Civil.

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El material sustraído está valorado en 35.000 euros y este precio estimado se alcanza por la revalorización que ha experimentado en los últimos años el cobre, que en estos momentos se compra en las chatarrerías de la provincia a seis y ocho euros el kilo.

Esta circunstancia ha sido decisiva para que aumenten los golpes en obras e infraestructuras como la red ferroviaria. Además, el robo de cobre ha dejado de ser una actividad puntual realizada por cacos habituales, para atraer también los intereses de las bandas organizadas. Así lo ratificaron hace unas semanas la Policía Nacional a este medio.

La investigación que lleva a cabo el Instituto Armado parte de un dato aportado por los obreros que trabajan en la parcela asidonense. Estos empleados estuvieron el pasado miércoles en el mismo escenario donde se produjo el robo y no se percataron de que faltara material. Los cables que han desaparecido estaban cubiertos por una lona y preparados para ser instalados.

Difícil resolución

Las mismas fuentes explicaron que estos robos son complicados de resolver desde el punto de vista policial, ya que el metal es rápidamente vendido en establecimientos que no piden ningún tipo de acreditación sobre la procedencia del cobre, generando de paso una competencia desleal con aquellas chatarrerías que se ajustan a la norma y exigen justificantes que garanticen que el metal no ha sido robado.

En este caso, el daño ocasionado por los ladrones se circunscribe al material que ha sido sustraído, pero no siempre es así. Los golpes ocurridos en la red ferroviaria dejaron tras de sí retrasos en los trenes y en algunos casos, Renfe tuvo que establecer trasbordos por carretera para llevar a los pasajeros a sus destinos. Estas alteraciones generan cuantiosos gastos que son reclamados en el caso de que los ladrones sean cazados.

El último robo de cables ocurrió a principios de febrero en Chiclana, aunque en ese caso los ladrones fueron sorprendidos in fraganti. Eran dos jóvenes, uno de ellos menor de edad, que habían entrado en una obra en el centro chiclanero y que trataron de llevarse 30 metros ayudados de un carrito de la compra. La Guardia Civil los apresó cuando trataban de huir de la zona.

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