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Lo mismo que seis hombres, tres mujeres y un poni juntos

El mexicano Uribe, que llegó a pesar 560 kilos, lucha por adelgazar para volver a salir de casa por segunda vez

MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
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Manuel Uribe Garza es un mexicano que no pasa por las puertas, y no es en sentido figurado. A sus 42 años, ha sido el hombre más gordo del mundo y también el que más peso ha perdido; dos récords antónimos dignos del mayor de los fenómenos. Bajó de 560 kilogramos a 360 en dos años, aunque todavía no puede moverse por sí mismo.

Los médicos le diagnosticaron una obesidad mórbida, aparentemente provocada por una inflamación celular causada por el estrés y el consumo exagerado de carbohidratos de alta densidad. Confían que baje otros 100 kilos con el método del doctor Barry Sears, que combina la dieta de la Zona y un aceite de pescado especial.

Este domingo pasado, Meme, como le conocen en San Nicolás de los Garza, intentó la que iba a ser la segunda salida de su casa en los últimos seis años. Al igual que para la primera, en marzo del año pasado, fue necesaria una grúa para moverlo sobre un remolque donde se había colocado la cama de matrimonio reforzada con hierro donde vive. La excursión tenía por destino una presa próxima a Monterrey, la capital de Nuevo León, el estado donde reside Manuel, y se canceló poco después de ponerse en marcha la peculiar caravana al detectar los médicos que le acompañaban una notable bajada de la tensión y del azúcar. El motivo de esta emergencia fue la caída de uno de los barrotes que soportaba el toldo que lo protegía del sol.

Uribe figuró en 2007 en el libro Guinness como el hombre más gordo del mundo. El Canal Discovery, artífice y promotor de sus dos salidas, explicó que antes de adelgazar pesaba lo mismo que seis hombres, tres mujeres y un poni juntos.

La lucha de Meme contra la obesidad mórbida no es nueva. Siendo adolescente, la báscula marcaba 120 kilos, una marca no demasiado preocupante entonces porque ya medía dos metros. Sin embargo, el mecánico y comerciante seguía engordando. Se instaló unos años en Estados Unidos, pero regresó a México con más de 400 kilos y una larga lista de intentos fallidos de reducir los inmensos pliegues colgantes en que se ha convertido su cuerpo.

120 puntos de sutura

Manuel reconoció que había probado de todo: «Libros, fajas reductoras, batidos, pastillas, hierbas y todo aquello que aparecía en televisión». Visitó desde especialistas médicos -perplejos porque sus análisis de sangre son normales- hasta psicólogos y brujos. Sin embargo, su tripa, brazos, y piernas aumentaban. En el 2003, gracias a un tratamiento con píldoras adelgazantes, su barriga se redujo en más de 100 kilos. Se sometió a una lipectomía y le quitaron 80 kilos.

Pasó 25 días en cuidados intensivos y ocho meses de recuperación. Postrado en la cama, ganó todo el peso perdido y además sus piernas se convirtieron en inmensas bolas de grasa. Su madre, Otilia Garza se ha encargado durante estos seis años de atender su elefantiasis a base de cremas y ungüentos para tratar llagas que se le forman en los pliegues de la piel. Pese a todo, Meme intenta sonreír a la vida. Ve televisión, hace ejercicio moviendo los brazos con un aparato especial y sigue luchando con el apoyo de su novia, Claudia Solís. Confía en realizar su sueño: «Volver a ponerme de pie y caminar».