SONRIENTE. Gioconda Belli, a la izquierda, conectó desde el primer momento con el público. / T. S.
Cultura

Gioconda Belli «reimagina» la historia de la creación «de forma más humana»

El salón de actos de la Fundación Caballero Bonald rebosó, sobre todo, de público femenino, que no quiso perderse la intervención de la nicaragüense La escritora tenía claro que, en su novela, «Eva no tenía que ser la culpable»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Era su tercera intervención pública del día (por la mañana en Bilbao, por la tarde en Sevilla y a las 20.30 en Jerez) pero no se le notaba. Gioconda Belli sonreía y bromeaba ayer con el público -mayoritariamente femenino- que acudió a la Fundación Caballero Bonald a escucharla y desgranó las claves de su última novela, El infinito en la palma de la mano (Seix Barral, 2008), merecedora del Premio Biblioteca Breve.

En el libro, la nicaragüense aborda el pasaje de la creación, la expulsión del paraíso y la vida a la que fue condenada la primera pareja de la humanidad por comer, no una manzana prohibida, sino un higo. «Adán vivió 930 años, ¿qué hicieron todo ese tiempo?», se planteó Belli ante los breves cuarenta versículos que le dedica la Biblia a la historia de Adán y Eva. La intención de Belli era «cambiar un poco los papeles porque pienso que es un mito con el que se funda, en cierta manera, la identidad femenina y reflexionar sobre esa idea que tenemos los seres humanos. Para mí es una especie de necesidad profunda que no se sabe de dónde sale y, para mí, como poeta, era interesante reimaginar el principio del mundo».

La escritora - a la que presentó ayer la directora de LA VOZ de Cádiz, Lalia González-Santiago- siempre ha tenido presente en su vida la figura de la primera mujer de la humanidad, de hecho, firmaba sus primeros artículos de prensa con el intencionado seudónimo de Eva Salvatierra. No es la primera vez que se entrega a la indagación literaria de este personaje y lo demuestran obras como el poemario La costilla de Eva.

«Más que defender la novela hablando de ella, creo que las novelas tienen que defenderse a sí mismas». Así, Gioconda Belli quiso comenzar su intervención leyendo dos fragmentos claves de la novela, el principio y el pasaje en el que Eva reflexiona sobre qué le puede estar pasando a su cuerpo sin saber que está embarazada. «El tono del lenguaje era lo que más me paraba y se me ocurrió con la primera frase: Y fue. Súbitamente. De no ser, a ser consciente de que era».

«Eva tiene la intuición de que no están ahí -en el paraíso- para quedarse sino para empezar la Historia. Ella intuye que tiene que asumir esa responsabilidad», explica Belli sobre la decisión de Eva de comer la fruta prohibida, «ella no tenía que ser la culpable». La escritora confesó que «lloré muchísimo cuando escribí el final de este libro. Lo bonito fue encontrar cuánto de desconocido hay en una historia que todos creemos conocer».

Para la Fundación Caballero Bonald «la presencia de Gioconda Belli en Jerez era un asignatura pendiente», como explicó su gerente, Fernando Domínguez, que agradeció «el esfuerzo que ha hecho hoy», a la invitada.

vmontero@lavozdigital.es