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Cuando el día se tuerce
Los esguinces suponen el traumatismo más frecuente en el ser humano Las torceduras de tobillo, rodilla y muñeca son las que más ven los traumatólogos
Actualizado: GuardarUn mal paso lo puede dar cualquiera. Y más cuando los pies están sometidos a seis mil movimientos diarios, unos dos millones en un año. Miguel, médico de familia de 48 años, dio su mal paso al girarse sobre la moqueta del hall de un hotel cuando oyó que alguien le llamaba por su nombre; Yolanda, abogada de 35 años, cuando salía disparada del portal de su casa porque perdía el autobús; Amanda, documentalista de profesión, al tropezarse con un bordillo; Jose, periodista de 40 años, brincando con su hija en un parque infantil y David, carnicero de 32 años, cuando de un saltito trataba de cerrar la persiana de su comercio. Todos estos malos pasos desembocaron en torceduras de tobillo, lo que los médicos y partes de baja laboral denominan esguinces.
Los esguinces suponen el traumatismo más frecuente en el ser humano. Se producen por una lesión (distensión, rasgadura o rotura) en los ligamentos, que son las articulaciones que unen los huesos y nos permiten la movilidad del codo, la muñeca, la rodilla... y el tobillo. Concretamente este miembro es el que más sufre al soportar el peso del cuerpo y el más expuesto, por tanto, a la severidad de una torcedura. «El tratamiento depende de muchos factores como la gravedad del esguince, la edad del paciente, su grado de actividad (si es deportista o no), la presencia de lesiones óseas asociadas...», explica el doctor Carlos Arjona, traumatólogo del Hospital de Traumatología de Granada. El esguince tiene también su perfil genético: es una lesión típica del adulto joven, pues en el anciano el hueso es frágil y se fractura, y en el niño los ligamentos son muy elásticos y ceden con facilidad sin rasgarse; de ahí el dicho popular de que los niños son de goma. De hecho, la hija de José, el periodista que no volverá a saltar en camas elásticas, salió ilesa de aquel lance que le costó a su padre mes y medio de escayola.
Accidentes deportivos
Aunque un mal paso o un tropezón mientras se camina puede derivar en un esguince, la mayoría de las torceduras vienen provocadas por accidentes deportivos (fútbol principalmente). Clásicamente los esguinces se consideraban una lesión casi exclusiva del sexo masculino, pero en la actualidad, al ser practicado el deporte casi en la misma proporción por ambos sexos, el número de lesiones resulta equiparable en hombres y en mujeres.
Según el doctor Arjona, el esguince de rodilla es más frecuente en el hombre, y el de tobillo, en la mujer. Por la consulta del traumatólogo han pasado pacientes con esguinces originados en las situaciones más inverosímiles. «Casos raros he visto varios, pero recuerdo uno en particular de un ladrón que cuando escapaba fue apresado por culpa del recalcón como él me dijo, ja ja ja».
Las secuelas de un esguince mal curado son laxitud (pérdida o disminución de la capacidad de sujeción del individuo) e inestabilidad (esa sensación que tiene el paciente de que el tobillo le falla en un determinado momento). Si un esguince muy severo no se recupera bien, puede asemejar un comportamiento similar a las articulaciones con artrosis, lo que suele conllevar cierto dolor cuando se ve venir un cambio meteorológico. Justo lo que le pasa a David el carnicero, al que sus amigos le llaman el hombre del tiempo porque, por culpa de un esguince mal curado, sabe si va a llover por el dolor que siente a la altura del tobillo. Según Carlos Arjona, casi ningún esguince se opera en la práctica clínica habitual. «Solamente aquellos que producen inestabilidad clara y manifiesta», indica el médico.
La rehabilitación se hace aconsejable para, precisamente, disminuir o atenuar estos dos tipos de secuelas, así como una reincorporación mas rápida a la vida cotidiana. El especialista considera, sin embargo, que ante una lesión de este tipo lo mejor es reaccionar rápido y en este sentido aconseja la aplicación de hielo inmediata sobre la zona afectada y la contención de la inflamación mediante un vendaje rápido. Posteriormente es fundamental mantener inmovilizado el miembro para disminuir la inflamación y consolidar la cicatrización de los ligamentos afectados.
Arjona cree que la inmovilización -sea ésta de vendaje, férula o escayola- no se debe prolongar más de 6 u 8 semanas ante el riesgo de rigidez en la articulación. Y cuidado con tropezar dos veces con la misma piedra. No son raros los casos de pacientes que con una pierna escayolada por un esguince se han lesionado la otra por no utilizar las muletas y abusar de la pata coja. Semejante mala suerte tuvo Yolanda, la abogada de 35 años, que con su pierna izquierda enyesada por una torcedura de tobillo se lesionó la derecha al correr a la pata coja para coger el teléfono. «Sentí un chasquido tremendo, luego un intenso dolor, y pensé «ay madre, otra vez», decía ayer Yolanda mientras, postrada en el sofá de su casa, maldecía la hora en que el día se le torció... doblemente.