El broche del Obispo
Don Juan del Río cerró con su ponencia la primera edición del Aula Cofrade de LA VOZ La conferencia tuvo lugar en el Casino Jerezano
Actualizado:Cuando se puso en marcha el Aula Cofrade, hace ahora justo un mes, las aspiraciones eran abrir una nueva ventana al diálogo y a la formación en el ámbito de las cofradías de la ciudad. Buscar en el fondo, nuevas alternativas a las noches de los lunes de la Cuaresma, llenar un espacio cultural que LA VOZ no podía ni debía dejar huérfano ante la evidente demanda formativa de los cofrades.
Tras el paso por el Casino Jerezano de Manuel Muñoz Natera, Andrés Cañadas Machado y don Juan del Río Martín, prelado de la ciudad, podemos avalar con números la satisfacción general de este ciclo de ponencias con formato de rueda de prensa abierta al mundo cofrade. Con una asistencia de cincuenta personas en las tres conferencias, y con la única ausencia del artista Juan Borrero, de Orfebrería Triana, por motivos profesionales, las noches de los lunes de esta Cuaresma han sido referente para los hermanos mayores, miembros del Consejo y cofrades en general que han querido compartir con nosotros esta primera experiencia del Aula Cofrade de LA VOZ.
Con Manuel Muñoz Natera se abría un ciclo que prometía la verdad del directo, y el compromiso de una rueda de prensa donde el conferenciante no sabía el tipo de preguntas que le podían formular. Con su habilidad de siempre, Natera eludió las más comprometidas, y respondió con solvencia y simpatía el resto, dando muestra de las tablas adquiridas tras años de mandato.
Andrés Cañadas Machado elevó esa noche su magisterio hasta cimas difícilmente igualables, narrando la Semana Santa del ayer con la cercanía de quien lleva toda la vida pegado a un micrófono. Su testimonio sobre la alta dirección de empresa en lo que correspondía a la Semana Santa, y su pasión por Jerez y su contexto, fueron las claves de una lección magistral del ilustre académico y periodista.
Y con don Juan del Río, llegó el broche final. Con un lenguaje profundo pero moderno, el obispo de la diócesis expuso de forma breve y coloquial las raíces históricas de nuestras hermandades y cofradías, antes de someterse amablemente a las preguntas del público asistente, a las que respondió siempre de manera directa y sin evitar ninguna de las formuladas. Sus reflexiones acerca del clero y su relación con las cofradías, siempre en tono conciliador, sirvieron para mostrar un obispo cercano, que no dudó en referirse a los ataques que está sufriendo la Iglesia, y los obispos en particular, en los últimos meses. Defendió la labor de los pastores en otros lugares de la nación, a la par que aseguraba que «no es fácil ser obispo en otras regiones de España», y alabó la fe del pueblo andaluz, afirmando que «otras ciudades, como Madrid o Roma, ahora mismo no saben ni siquiera que es Cuaresma, y aquí se sabe gracias al trabajo de las hermandades y cofradías».
Sí fue bastante crítico con la imaginería procesional en general, afirmando que en muchos casos «escondemos la cruz, signo del cristiano, porque le tenemos miedo», en clara alusión a los misterios con muchas figuras poco documentadas y en concreto a las advocaciones de los Cautivos y de los Resucitados, de los que afirmó que no se «respeta los elementos propios de la Resurrección de Cristo, como son la propia cruz y el banderín», aseverando en tono jocoso que «hay que dejar de realizar Hércules o imágenes que parece que van a saltar una valla. Si miras los cuadros antiguos de los grandes maestros de la pintura, te das cuenta de la profundidad de los mismos, y del conocimiento bíblico que tenían».
Lecciones del prelado que sirvieron para poner el broche de oro perfecto a esta primera edición del Aula Cofrade de LA VOZ, que terminó como cada noche con un Jerez de Honor para todos los asistentes a la conferencia, servido en esta ocasión por Bodegas Garvey.