Confianza renovada
Su sexta victoria le convertirá en el segundo presidente autonómico con más años de ejercicio, sólo superado por los 24 de Juan Carlos Rodríguez Ibarra
Actualizado: GuardarL a victoria le llega el mismo año de su cuarenta aniversario como militante del PSOE. Manuel Chaves amanece hoy presidente de la Junta de Andalucía, una sensación que repite de forma ininterrumpida desde 1990. Al final de esta legislatura habrá consumido 22 años de esta aparente sempiterna luna de miel con unos andaluces que le han vuelto a renovar su confianza haciendo bueno el tango que dice Veinte años no es nada. Un logro que le situará como el segundo presidente autonómico con más años en el poder, sólo superado Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que estuvo 24 al frente de Extremadura.
Este lunes tal vez no, porque tiene que acudir a las reuniones de las ejecutivas del PSOE federal y andaluz, donde desempeña los cargos de presidente y secretario general, respectivamente, pero seguro que buscará un hueco para festejar con los suyos este triunfo, tal vez menos emocionante que el de convocatorias más convulsas como las de 1996, donde batió, contra todo pronóstico, al mismo rival que ha tenido en esta ocasión: el popular Javier Arenas.
El trago más frecuente en los momentos dulces de Chaves es el tequila, pero no ese peleón que se toma sin resuello tras el desgastado ritual de la lima y la sal. A él, tal vez en concordancia con su personalidad introvertida, le gusta no ya el reposado -que descansa de tres meses a un año en barrica-, sino el cien por cien agave azul. Suele tener una botella en casa, casi siempre regalo de algún amigo íntimo que ha estado de vacaciones en México.
La vida de Manuel Chaves se asemeja a un álbum de fotografías reveladas a un ritmo frenético. Nació hace 62 años en Ceuta. Gajes del oficio de su padre -militar de profesión-, porque él siempre se ha sentido vinculado a Cádiz, provincia a la que comenzó representando como diputado de las Cortes Generales en 1977 y a la que seguirá representando mientras permanezca en política.
Un PSOE ilegal
Todas las noches electorales son una conjugación de nervios y esperanza. A la de anoche, al igual que a la de hace cuatro años, se unía la desesperación y la impotencia. Hace tan sólo 48 horas, Manuel Chaves abrazaba a Sandra, la desconsolada hija de Isaías Carrasco, el ex concejal socialista asesinado en Mondragón. Él también es esposo de la gaditana Antonia, padre de Iván y Paula y abuelo de dos nietas. Como presidente de los socialistas españoles, pero sobre todo como ser humano, dijo sentir náuseas por este crimen. No es la primera vez que entierra a un compañero víctima del terrorismo. Un luto inimaginable en 1975, cuando él y sus compañeros Felipe González, Carmen Hermosín o Alfonso Guerra, entre otros, burlaban a la dictadura celebrando una reunión del ilegal PSOE escenificada en una tarde de campo, con tortilla de patatas incluida. Entonces se pensaba que ETA caducaría con la democracia.
Chaves sigue tapeando con Felipe González, al que le une una estrecha amistad desde que comenzaron a trabajar en el despacho laboralista que el ex presidente del Gobierno español poseía en Sevilla. Fue Felipe González quien nombró ministro de Trabajo a este doctor en Derecho por la Universidad de Sevilla. Fueron momentos muy difíciles. Chaves se tuvo que enfrentar, el 14 de diciembre de 1988, a la mayor huelga general que se recuerda. Un acto reivindicativo que marcó un punto y aparte en las relaciones gobierno/sindicatos. Un reencuentro que acercó al PSOE a sus orígenes. Este aliento le sustentó en momentos muy bajos, sobre todo tras la derrota de Felipe González.
Manuel Chaves se erigió en piloto interno de su partido en ese periodo en el que PSOE navegó sin rumbo fijo. Aquella división histórica entre guerristas -seguidores de Alfonso Guerra, con el que no se habla- y renovadores provocó la dimisión del candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones de 2000, Joaquín Almunia. El PSOE nombró a Chaves responsable de la gestora que debía preparar la elección de un nuevo secretario general.
Sumar sensibilidades
Intentó, con relativo éxito, sumar todas las sensibilidades del PSOE. Era una tarea difícil, porque la fractura interna era profunda. Él apoyo a su amigo José Bono frente a un joven, y casi desconocido, José Luis Rodríguez Zapatero, que, finalmente, ganó la batalla socialista el 22 de julio de 2000.
Pese a este titubeante inicio, las relaciones entre Chaves y Zapatero son excepcionales. De hecho, fue el máximo dirigente quien designó al andaluz como presidente del partido, desde donde aporta la principal virtud de todo hombre de consenso: la mesura. Andalucía es clave para el PSOE y eso se ha notado en la pasada campaña electoral. Ha dado la impresión, en estos quince días previos a la apertura de las urnas, que los socialistas andaluces han arriesgado poco. El fallo del rival, con dirigentes nacionales realizando declaraciones fácilmente interpretables como despectivas, les ha bastado para mantener roja la llama de sus acólitos y decantar a un buen número de indecisos. Chaves también salió indemne de los dos debates en televisión -a los que les dedicó muchas horas de preparación.
Ahora tiene por delante cuatro años de órdago. Sus promesas le obligan, por ejemplo, a situar a Andalucía junto a las regiones más prósperas de la UE, rozar el pleno empleo, garantizar por ley el acceso una vivienda a los que ganen menos de 3.100 euros al mes, mejorar la educación o dejar ultimada la conexión por AVE de las ocho capitales.
A sus 62 años no piensa en la jubilación política. Cuando se retire quiere volver a su cátedra. Tal vez le salga la vena garcilasiana y reciba a sus alumnos con un: «Como decíamos ayer».