DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

Pese a todo, hoy es fiesta

Hoy es un gran día de fiesta pese a los malnacidos. Las papeletas son nuestras armas; el voto, nuestra apuesta; la democracia, una convicción. Aunque no estaban convidados a este banquete, los asesinos, como nos temíamos, han hecho acto de presencia. Hoy, por fin ya 9-M, es obligado que los españoles de bien ejerzamos nuestro derecho al voto. Lo tenemos que hacer con todas nuestras fuerzas, con cabeza y corazón, como sea, pero debemos acudir a las urnas de manera masiva y no desaprovechar una jornada como esta para hacer oír nuestra voz de manera atronadora. En estos días, antes del asesinato de Isaías Carrasco en Mondragón, defendía en charlas, conversaciones y tertulias una tesis de la que ahora estoy más convencido aún: todos, absolutamente todos, deberíamos ir a votar cuando llegan unos comicios. La abstención tendría sólo que limitarse a las causas de fuerza mayor. A tenor de esta reflexión me he encontrado a quien me ha dicho que no ir a votar es también un derecho o que el panorama no convence a mucha gente para acercarse al colegio electoral.

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Ante lo primero, es cierto que la decisión de participar en unas elecciones como votante se enmarca dentro de la libertad individual de cada uno, pero también es verdad que no ejercer nuestro derecho a elegir a los gobernantes nos deja en una posición de cierta irresponsabilidad. Probablemente, aquellos que no voten porque, sencillamente, no les da la gana, echarían mucho de menos un derecho de estas características si no gozaran de un sistema democrático como el que tenemos y vivieran en un país sometido a los caprichos de un dictadorzuelo. En el segundo de los casos, las elecciones nos dan la estupenda oportunidad de votar en blanco y expresar así nuestro descontento con la oferta política, desde los grandes partidos a determinadas agrupaciones de frikis que también se presentan.

Dicho esto y pasando ya al análisis de lo que pudiera suceder en una jornada electoral como la de hoy, se podrían subrayar varios aspectos. El primero es que el día de reflexión debería haber sido un año de reflexión si tenemos en cuenta que la campaña electoral ha sido de cuatro. Todo hace indicar que el que venza hoy lo hará por la mínima o, al menos, sin alcanzar esa, en ocasiones, peligrosa recompensa de la mayoría absoluta. Ello nos lleva a pensar que el papel de los nacionalistas, sobre todo vascos y catalanes, desafortunadamente puede volver a ser clave, y recuerden que los andaluces no tenemos una opción nacionalista que nos represente en Madrid con lo que el destino del país puede estar condicionado a unos señores que, casualmente, no quieren seguir formando parte del mismo. Total, que sería mejor una mayoría absoluta, aunque en las generales parece bastante improbable.

En cuanto a las elecciones andaluzas, las grandes olvidadas y arrinconadas como les contaba la semana pasada, el único interés estará en saber si Chaves alcanza o no la mayoría absoluta y si el PP inicia después un proceso de renovación en nuestra comunidad autónoma. También habrá que observar cuan es el batacazo del invento de PA y PSA o hasta donde llega su éxito

En definitiva, el apasionante juego de la política nos va a proporcionar hoy un tablero sobre el que construir con estrategias, alianzas y programas el futuro de nuestra nación y nuestra comunidad autónoma. No se pierdan la oportunidad de ser partícipes de ello y verán como se quedan mucho más tranquilos.